jueves, 15 de enero de 2015

La Nueva Empleada [Capítulo 8]



Nataly: ¿Yo por qué no te gusto? ¿Por qué soy sirvienta en esta casa? Por mi lado, tú si me gustas.

Alejandro se queda sorprendido ante la confesión de Nataly. Un momento después, los dos están sentados en las escaleras que hay en la casa.

Alejandro: Creo que tu pregunta sonó un poco insolente. ¿Sabes cuál es tu lugar en esta casa? ¿Lo olvidaste solo porque bebiste?

Nataly: Por supuesto que no. Simplemente te quería confesar eso. No me pareció una expresión insolente.

Alejandro: Eres la empleada y yo el patrón.

Nataly: Más bien di… El hijo del patrón (sonríe). Si te molestó, entonces lo lamento. Me iré a dormir a mi cuarto ya. No me dijiste nada al respecto de mi confesión, más que llamarme la atención. Buenas noches.

Nataly se levanta de las escaleras y se va a su cuarto. Cuando llega ahí, cierra la puerta y se recuesta sobre ella, sonriendo pícara. Alejandro en la sala de la casa, está llamando a Ricardo. Éste está en el cuarto de su casa.

Ricardo: (contesta) ¡Ya pronto es media noche Alejandro! ¿Por qué llamas?

Alejandro: Me gustaría que vinieses un rato. Te quiero hablar de algo… Te espero aquí (cuelga). Nataly, te quedan pocos días en esta casa… Por eso estoy siendo paciente. Mañana iré al lugar natal de la abuela (sonríe).

Más tarde, Alejandro y Ricardo platican en el estudio de la casa. El primero está sentado en el sofá que hay allí, mientras que Ricardo está levantado, queriéndose ir.



Ricardo: Desde que llegué, no hemos hablado casi nada. ¿Qué querías contarme? (Con sueño)

Alejandro: Una chica me confesó que yo le gustaba (ríe).

Ricardo: (entrecierra los ojos) ¿Y? (Los abre bien) ¿Me llamaste hasta aquí solo para presumirte de eso? Lo interesante… ¿Quién fue?

Alejandro: Eso es lo de menos.

Ricardo: ¿Y a ti también te gusta ella? (Se sienta)

Alejandro: No, pero me gusta sentirme amado. Creo que nunca antes me había pasado.

Ricardo: Seguro lo que sí esperas es sentirte amado por la misteriosa de la cual no me has hablado.

Alejandro: Se llama Ximena. ¿No escuchaste que pronuncié su nombre en la llamada que me devolvió? Se ve que tiene mucho dinero, pero eso para mí es lo de menos, ya que yo también lo tengo. Aparte de su belleza.

Ricardo: ¿El dinero no te interesa? Pero si estás en quiebra. No te debes aprovechar de su status social, pero no me puedes negar que no estás en quiebra.

Alejandro: Olvídalo. Mejor cuéntame sobre tu extraña chica.

Ricardo: ¡Ah, tengo sueño! (Bosteza) Me iré a dormir ya Alejandro (se para del mueble). Luego hablamos de ello. ¿Te parece? ¡Te cuidas, que pases una buena noche!

Alejandro: Mmm, está bien. Buenas noches.

Ricardo se va del estudio y luego sale de la casa. Alejandro se queda pensando en Ximena, pero también en la confesión de Nataly.

AL DÍA SIGUIENTE
VECINDARIO STREET WINKLENT

Un camión de tamaño mediano, está llegando al elegante vecindario Street Winklent. Se detiene cuando llega al frente de una casa, de apariencia desocupada. Del camión se bajan Nataly, su amiga Andrea y la hija de ésta, Abril. Las tres se bajan felices. Nataly abre la puerta del apartamento que compró y los encargados del camión, lo abren, empezando a sacar con algunos ayudantes, las cosas de la mudanza. La cámara va enfocando como todo va quedando dentro de la casa. Nataly y Abril ayudan a entrar los objetos pequeños.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CUARTO DE ALEJANDRO

Alejandro está sentado en su cama. Él está revisando varias cartas viejas, enviadas por la antigua empleada de la casa, Rosita, a la que él le tomó mucho cariño, tratándola incluso como una abuela. Él se detiene a mirar las cartas, pensativo.



Alejandro: Hoy iré donde la abuela. Aún no me decido si ir con ella de acompañante… Con Ximena (sonríe). Sí, lo haré. La llamaré y le propondré que venga conmigo. Estoy seguro que hoy ella debe estar desocupada, al ser domingo.

Alejandro se para de la cama y se dirige a un cajón de la mesita de noche que hay allí. Saca un papel, con algunos datos que tienen de nombre “Rosa Hernández”. Allí aparece ciudad, vecindario y residencia.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA DE NATALY

Nataly y Andrea están sentadas en el piso del lujoso piso de la casa. Abril está jugando con muñecas, no muy lejos de allí.



Andrea: ¡Qué estresante! Debemos ordenar todo en su lugar. Creo que quedará un poco vacía. Se vería genial con una cama nueva y algunos sofás. Los pocos que tenía se fueron desgastando con el tiempo. He escuchado que traer cosas en mal estado o rotas a una nueva casa, es de mala suerte. Por eso los dejé allá.

Nataly: Sí, tienes razón. ¿Quieres una nueva cama y algunos sofás?

Andrea: Sería muy bueno, pero debemos pensar en la cantidad de dinero que sería. Podemos conformarnos con la cama pequeña que tenemos, y las sillas.

Nataly: Habrá alguna manera. Estaré averiguando sobre préstamos en bancos (le empieza a timbrar el celular).

Andrea: Creo que debes de contestar.

Nataly se para del piso y contesta el celular que tiene como Ximena. Es Alejandro quien la llama.

Nataly: (contesta) ¿Hola?

Alejandro (en la otra línea): Hola Ximena. Soy yo, Alejandro. Hoy pensaba en ir a visitar a mi abuela. De hecho no lo es, pero la considero como si lo fuera. Queda un tanto retirado. ¿Quieres ir conmigo?

Nataly (nerviosa): ¿Eh, yo? Quizás… Pero…



Alejandro: ¿Estarás haciendo algo más?

Nataly: De hecho no. Creo que sí puedo ir. En un par de horas más o menos estaré en… ¿Dónde? ¿Te parece en la cafetería de la vez pasada?

Alejandro: Sí, ahí es el lugar indicado. Entonces nos vemos, adiós (cuelga sonriendo).

Nataly: (cuelga también) Bueno, debo irme Andrea. Luego te visitaré. Es probable que si sales afuera, te preguntarán si eres nueva. No me vayas a mencionar, por favor. Solo di que te alquilaron la casa.

Andrea (extrañada): ¿Por qué? Ah, seguro es porque tus patrones de este mismo vecindario te regañan, ¿no? Si te ven metida en otra casa.

Nataly: (mintiendo) Eh, sí. Entonces hablamos después. Le dices a tu hija que me tuve que ir. Es que la veo por allá jugando entretenida. ¡Nos vemos amiga!

Andrea: Está bien, te cuidas. ¡Bye!

Nataly sale del apartamento, tomando un atajo por detrás, para que nadie conocido la vea. Ella llega corriendo a la casa Morales. Entra sigilosamente, ya que Nicole y su esposo Rogelio, deben de pensar que ella está en su día libre. La muchacha va corriendo al cuarto de joyas y ropa valiosa. Allí procurando que nadie la vea, toma el costoso vestido blanco que confundió Nicole. Nataly se dirige a su cuarto. Saca de un bolso todo un equipo de maquillaje. También saca una máquina que le plancha el pelo.

DOS HORAS MÁS TARDE
CAFETERÍA

Alejandro espera parado a Nataly, pensando en realidad que es Ximena. Cuando él voltea a su lado izquierdo, la ve venir a ella, casi corriendo. Ximena se acerca a él, cansada. Se ve casi igual como la vez pasada, con la misma ropa, con un maquillaje similar y con el pelo un tanto planchado y un poco arreglado.



Ximena: Perdona si me tardé un poco. Es que quería venir bien. No tuve mucho tiempo par arreglarme el cabello.

Alejandro: (sonriendo) No te preocupes, así te ves demasiado… Espectacular.

Ximena: (sonríe) Gracias. Entonces, ¿vamos?

Alejandro: Sí. Nos iremos en mi auto. Creo que un par de horas estaríamos llegando al pueblo de la abuela. Esto queda en el norte de Miami. Es un pueblo de clase media.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA DE FERNANDO
SALA

Nicole está haciendo visita en la casa de Fernando. La elegante mujer toma café, sentada en un sofá. En el sofá opuesto, está Adriana, también tomando café.



Nicole: Tienes tú y tu padre una casa muy elegante y bonita. Me encanta. Esos cuadros de allá (señala unos costosos cuadros colgados en la pared), me han dejado maravillada. Me gustaría comprarlos en el lugar en que los compra Fernando.

Adriana: Sería muy bueno. Los cuadros son bastantes costosos, pero valen la pena.

Nicole (sorprendida): Tienen muchos. Creo que seis, sino me equivoco, puestos en varios lados de la casa. He observado la casa, me ha gustado mucho (sonríe). ¿No carecen ustedes de otras cosas? Lo digo porque de hecho los cuadros parecen costosísimos, y si son seis o más, no quiero ni imaginarme (ríe).

Adriana: (también ríe) Afortunadamente no tenemos problemas con el dinero. Creo que mi padre tiene el suficiente como para comprar todas las casas de la primera avenida del vecindario.

Nicole: (se sorprende más) ¿Tu padre tiene tanto dinero?

Adriana: No sé si estoy equivocada, pero creo que es el más rico de por aquí (sonríe). Tanto así que le presta dinero al señor Alonso Rivero, cuando él tiene emergencias.

Nicole se queda pensativa y sorprendida por lo que le comenta Adriana.

CARRETERA DE MIAMI

Alejandro está conduciendo su auto. Ya pronto llegarán al pueblo de Rosita. Nataly está sentada a su lado. La muchacha está mareada, tiene náuseas.



Alejandro: ¿Estás bien? Ya pronto estaremos llegando. Nos vamos acercando más al pueblo.

Ximena: Sí, creo que estoy bien (empieza a pensar). Hace mucho tiempo que no viajaba tanto tiempo en un auto. Hay tantas curvas. Además me muero al pensar que Rosita me descubrirá. Se dará cuenta que estoy engañando a Alejandro.

Más tarde, Nataly y Alejandro se bajan del auto de él, quien estacionó el auto en una calle del pueblo. Alejandro mira a sus alrededores, un tanto confundido. Luego saca del bolsillo de su pantalón una hoja, en la que ve la dirección de una casa.

Alejandro: Creo que es allí (señala al frente de la calle). Pero estoy preocupado por ti. ¿Si estás bien? Olvidé decirte que vinieras con ropa cómoda. Es mi culpa por haberte dicho cuando nos conocimos, que siempre que nos veamos, vengas con la ropa que tienes puesta.

Ximena: Gracias por preocuparte por mí, pero ya estoy mejor. Seguro solo fue un leve mareo por las curvas. ¿Y dónde conociste a la abuela?

Alejandro: Fue mi nana por muchos años. Entonces hizo trabajo de empleada en mi casa. Si la encuentro, regresará conmigo. O eso espero de ella.

Ximena: ¿Y qué pasará entonces con la empleada que hay ahora?

Alejandro: Ella nos dijo a todos que cuando la abuela regrese, renunciará, por lo que no es nada de qué preocuparse.

Ximena y Alejandro siguen caminando. Los dos cruzan rápido la calle y llegan a la acera, en donde hay varias casas. Alejandro revisa la hoja que tiene en manos, coincidiendo una dirección con una que ve de una de las casas. Él va hacia allí, y toca la puerta. La casa no tiene apariencia de tener lujos, sino de ser humilde. Una mujer de edad avanzada abre, es Rosita. Alejandro sonríe aliviado al ver que coincidió y que ella no se ha cambiado. Los dos se abrazan sonrientes. Ximena se nota un poco incómoda, sonriendo forzada. Más tarde, Alejandro está en el comedor de la casa, en compañía de Rosita. Él tiene puesta una ropa diferente y ancha.



Rosita: Come bien Alejandro. Seguro debes de tener hambre. Ha sido bastante recorrido desde tu casa hasta aquí.

Alejandro: Sí, tienes razón. Gracias abuela por haberme prestado esta ropa. Estaba un poco incómodo con la que tenía (Rosita le sonríe). Pero no quiero empezar a comer sin Ximena, ya la llamaré.

La puerta está cerrada en el único cuarto de la casa. Nataly tiene puesta también otra ropa diferente. Ella está preocupada, mirándose al maquillaje. La ropa le queda también ancha y el maquillaje se le ha destruido un poco.

Nataly: (mirándose a un espejo preocupada) ¡Me veo como Nataly! ¿Qué voy a hacer? Creo que es mejor quedarme con la ropa con la que vine y tratar de arreglarme aquí un poco el maquillaje (Alejandro toca la puerta).

Alejandro (en el otro lado): ¡La abuela ya preparó algo! Puedes venir. No seas tímida si la ropa que te prestó la abuela te queda rara (ríe). La mía se ve peor.

Nataly: ¡En un momento salgo! Es que tengo problemas. Creo que tendré que usar lo mismo… ¡Ya voy!

Alejandro sonríe y se retira. Un momento después, él y Rosita están sentados en las sillas de la mesa del comedor. Nataly sale de su cuarto, nerviosa y preocupada por la reacción que pueda tener Rosita, al saber que no quiso ponerse su ropa.

Ximena: Lamento no haberme quedado con su ropa puesta. Es que me sentía un poco avergonzada.

Rosita: Está bien señorita. No se preocupe. ¿Ustedes se quedarán a dormir? El cuarto de la casa es grande y tengo dos camas allí.

Alejandro: ¿A dormir? ¿Y solo dos camas?

Rosita: Así es. Puedes dormir conmigo mientras que la señorita se queda en la cama sobrante. ¿Les parece? (A Ximena no le gusta la idea)

Alejandro: Pues no sé… Yo por mí no tendría problemas, no sé Ximena.

Rosita: Se hace tarde muchachos. Todo por aquí es solo y peligroso. Es mejor que se queden.

Ximena (indecisa): Está bien, yo también acepto.

Rosita: Empecemos a comer… Pero creo que olvidé las servilletas en la cocina.

Ximena: ¡Yo las traigo! (Evitando quedarse sola con Rosita).

Alejandro: No te preocupes, yo también puedo traerlas. Regreso en un minuto (sonríe y se va).

Rosita: ¡Oye, tú! (Ximena se pone nerviosa) ¿Quién te crees para despreciar mi ropa? ¿Acaso te vas a enfermar usándola? Pareces obsesionada con esa costosa ropa que traes puesta y tantas capas de maquillaje. ¿Así lograste conquistar a Alejandro, no? Descarada.

Alejandro llega a la mesa y justo en ese momento Rosita se detiene a hablar. Él les sonríe a ambas. Más tarde, Ximena está en la cocina de la casa, sirviéndose un vaso de agua. En eso entra Rosita, sospechosa de ella. La anciana se acerca a Ximena y le revuelve el pelo. Posteriormente, le trata de quitar el maquillaje de la cara y la mira muy bien, dándose cuenta que ella en realidad es Nataly.

Rosita: ¿Tú? Pero… ¿Por qué lo estás engañando? ¿No tienes otra cosa mejor que hacer? (Nataly la mira nerviosa). ¿Qué es lo que quieres? ¿Su dinero? ¿O acaso te gusta Alejandro? (La sigue cuestionando). ¿No tienes confianza? ¿Eres insegura por sí misma solo porque eres sirvienta? Deberías renunciar a esto y decirle la verdad. Tarde que temprano él se dará cuenta y será mucho peor. ¡Es un consejo! (Se retira molesta).

Más tarde, los tres están el cuarto de la casa. Nataly como Ximena, está acostada en una de las dos camas, mientras que Alejandro y Rosita, se encuentran en la cama del lado opuesto.

Alejandro: (a Rosita) En los días en que me sentía solo, las cartas que tú me respondían me daban fuerza.

Rosita: Sino las mandaba, era posible que te preocuparas por ti y dejaras a un lado tus estudios y otras ocupaciones.

Alejandro: Pero por suerte sí las mandaste. Mejor hablemos sobre… ¿Regresarás mañana conmigo? (Rosita asienta son la cabeza). ¿En serio?

Rosita: Por supuesto. Mañana regresaré contigo.

Alejandro: Que bien, ahora me siento más aliviado. Buenas noches abuela (a Ximena). ¡Buenas noches Ximena!

Ximena: (en la otra cama) Buenas noches a los dos.

AL DÍA SIGUIENTE
CASA DE ROSITA

Rosita está preparando algunas cosas en un maletín de tamaño mediano. Dejó en la cocina el desayuno. Piensa irse a trabajar. La anciana después de cerrar la maleta, toma un papel y un bolígrafo de una mesa. Cuando va a empezar a escribir, se toca el corazón con dolor. Empieza a escribir una nota.

Rosita: (escribiendo) No puedo regresar contigo Alejandro, debo de quedarme en mi pueblo. Espero que no sigas buscándome, porque será el mismo resultado hijo. Lo siento por ti, cuídate mucho y el desayuno lo dejé servido en la cocina. Adiós.

Rosita deja de escribir y deja la nota en la mesa. Un poco delicada, toma el maletín y sale de la casa. En el cuarto de la casa, Alejandro y Ximena empiezan a platican, pues acaban de despertar. Él se pasa a la cama de Ximena, sentándose ahí.

Ximena: Es mejor que no nos volvamos a ver.

Alejandro: ¿Qué? Pero… Mejor vuelve a dormir si vas a empezar a decir cosas sin sentido, por favor.

Ximena: Lo digo porque no sabes nada de mí. Parece que desde ayer hubiéramos empezado una relación. Más adelante podrías decepcionarte.

Alejandro: No es una relación… O bueno, eso parece pero a la vez no. ¿Cómo te explico? Mmm, bueno, sé que no me decepcionaré. Quiero seguir viéndome contigo, y más frecuente (sonríe). Mejor cambiemos de tema. ¿No hueles desde aquí a algo delicioso? Es la comida de la abuela.

Ximena aparenta una sonrisa.

MÁS TARDE
VECINDARIO STREET WINLENT
CASA RIVERO
COCINA

Lucía va a iniciar a preparar el almuerzo temprano para la casa. Cecilia, una de sus patronas, se acercan a ella.



Cecilia: Para el almuerzo prepara carne de cerdo. Por supuesto debe estar arreglada.

Lucía: Bueno… La señora Teresa me pidió que hiciera albóndigas.

Cecilia: Bueno, entonces prepara las dos cosas (Lucía pone una mala expresión). ¿Por qué me miras así? ¿No me obedecerás? Tras que te juntas con otras sirvientas a hablar mal de mí, me desobedeces (con sarcasmo). ¡Qué bonito! Tienes tiempo para criticarnos pero no para preparar dos cosas ¿no?



Teresa: (entrando a la cocina seria) ¿Qué está sucediendo aquí? (Su hermana de acerca a ella)

Cecilia: La sirvienta es el problema. No quiere obedecerme (empieza a mentir). Aparte de chismosa, descarada. Acaba de confesarme que se reúne en su tiempo libre con las demás sirvientas para hablar de nosotros, escudriñándonos sin piedad. ¡Incluso ordenan pollo asado! (Lucía se sorprende por sus mentiras).

Teresa: ¿Es eso cierto Lucía? ¿Ordenan pollo y hablan de nosotras en su tiempo libre?

Cecilia: Oh no señora. Solo ordenamos pizza pero no es tan frecuente. Además no nos ponemos a hablar de nadie, simplemente a ver televisión y a reír.

Cecilia: ¡Por eso! ¡A reír de nosotras!

Teresa: Tendría que costarme lo que dices Cecilia (a Lucía) Estaré muy pendiente de ti, por tanto espero que mi hermana esté confundida.

Cecilia: No lo estoy Tere, escuché muy bien. Por eso ésta miserable sirvienta me las pagará.

Cecilia se lanza contra Lucía. Ella le empieza a jalar el cabello, recortándola en la encimera de la cocina. Lucía grita levemente, quejándose y sintiéndose nuevamente humillada.

Teresa: ¡Ya basta Cecilia! Yo misma tendré que averiguar qué es lo que pasa. No pelees más con ella, es vergonzoso ver una patrona en contra de la sirvienta.

Cecilia: (se retira de Lucía) Deberíamos despedirla.

Teresa: Yo no lo haré hasta que compruebe bien las cosas. ¿Entendido?

Teresa sale de la cocina. Cecilia la sigue, sin dejar de mirar desafiante a Lucía. Ésta al ver que las dos salen de la cocina, se derrumba a llorar en el piso.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA MORALES
CLÓSET

El clóset de la casa es un cuarto pequeño, lleno de ropa costosa y algunas joyas. Nicole entra allí y empieza a mirar todas las camisas, extrañada.



Nicole (desconcertada): ¿Dónde estará mi conjunto de ropa? El que la otra vez le dije a Nataly que guardara.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CARRETERA

Alejandro está viniendo en su auto al vecindario. Está un tanto molesto. Se baja en frente de la casa de Ricardo, en donde ve a éste tomando café, sentado en una de las dos sillas puestas en el jardín, en compañía de una mesa en el medio. Alejandro se baja y se sienta en la silla del lado opuesto.



Alejandro: ¡Tenías razón! La abuela me está evitando. Desconozco su razón.

Ricardo: Quizás se sienta mal para regresar a trabajar contigo.

Alejandro: Eso también pensé yo. De todas maneras ya está más anciana y no puede trabajar mucho. Tampoco puedo despedir a la empleada actual (se refiere a Nataly). Ella piensa que cuando llegue Rosita, se irá porque hace el trabajo mal, pero yo en el fondo sé que no es así. Nataly Molina hace un buen trabajo, limpia, cocina y hasta cuida a Mateo.

Ricardo: No deberías despedirla. Mejor olvídate de ese problema. Deberíamos salir hoy un rato. ¿Qué te parece si llevamos a nuestras empleadas? Tú a Nataly y yo a Antonia.
Alejandro: Mmm, no tengo muchos ánimos. Pero lo pensaré (se levanta de la silla). No seguiré buscando a la abuela (se va).

Ricardo suelta una leve risa. Ve como Nataly está caminando, dirigiéndose a la casa Morales. Ricardo al verla, se para de la silla y va hacia ella. La muchacha tiene ojeras y parece cansada.

Ricardo: ¿Qué estabas haciendo que regresas a esta hora?



Nataly: Estaba un poco ocupada. ¿Ya regresó Alejandro Morales?

Ricardo: Sí, justo ahora. Pero te ves de mal aspecto. Pareces que no haber dormido en toda una noche. Te propongo que salgamos hoy, con Alejandro y quizás Antonia. Tal vez a un restaurante o a ver una película en un autocine. Solo para cambiar un poco el ambiente.

Nataly suspira. Un momento más tarde, ella está entrando a la casa Morales, llevando en sus manos una bolsa rosada, que tiene adentro la ropa que usa como Ximena. Nicole se acerca a ella.



Nicole: Nataly, ¿dónde está la ropa que te dije que guardaras la vez pasada? No la encuentro por ningún lado.

Nataly: Iré a buscarla Madam.

Nicole: Dije que no está. Así las busques, no la encontrarás por ningún lado.

Nataly: Podría intentarlo (aprieta su bolsa). Iré al clóset de la casa. Regreso en un momento.

Nataly con prisa se va corriendo al clóset. La muchacha entra y cierra la puerta, saca de su bolsa la ropa y la sacude con fuerza, para que se le quite un poco el polvo, ya que no tendrá forma de lavarla por la presión de Nicole. Nataly escucha que la puerta se está abriendo, por lo que extiende la ropa hacia adelante, para mostrarla.

Nataly: ¡Mire, está aquí…!

Nataly expresa en su rostro gran sorpresa, al ver que Nicole no abrió la puerta, sino Alejandro. Éste también se sorprende, reconociendo la ropa de Ximena. Nataly baja la ropa.



Alejandro: (se acerca a ella) levanta la ropa, como si la tuvieras puesta (ella levanta la blusa). La falta también…

Nataly sin otra opción, sube la falda. Alejandro sorprendido se acerca más a ella. Nataly agacha la mirada, avergonzada. Nicole llega en ese momento.



Nicole: ¿Qué están haciendo los dos en mi clóset? (a Nataly). ¿Por qué no cuelgas la ropa?

Nataly (tímida): Sí, Madam.

Alejandro: (voltea a ver a Nicole) ¿Ésta es tu ropa? (Nicole asienta con la cabeza).

Alejandro cree que Nataly ha estado usando la ropa de su madrastra, para vestirse siendo Ximena. El joven sale del clóset.

Nicole: Nataly, buscar la ropa no es excusa para encerrarte aquí. Ve preparando el almuerzo.

Nataly: Sí, Madam…

Nicole sale del clóset. Nataly se agacha al piso, un tanto triste pero también avergonzada. Recuerda cuando Rosita le aconsejó que dejara de engañar a Alejandro antes de que él lo descubriera por su propia cuenta. Por otro lado, Alejandro está subiendo las escaleras de la casa, muy desanimado. Ve como Nataly se va yendo a la cocina, por lo que con rapidez, saca su celular y le marca a Ximena. El celular que Nataly tiene en su bolsillo, siendo Ximena, empieza a timbrar.

Nataly se detiene preocupada. Alejandro termina de confirmar que la empleada, es Ximena, por lo que lo ha estado engañando. Él cuelga su móvil y se lo guarda. No deja que Nataly se vaya.

Alejandro: ¡Tú! (Nataly se sorprende nerviosa). Mírame a la cara (ella se voltea y lo mira fijamente).
¿Quieres ir a ver una película?

Eso deja sorprendida a Nataly, quien no responde nada.

HORAS MÁS TARDE
AUTOCINE



La lluvia está cayendo sobre Miami. Un auto está llegando a un autocine, que está casi vacío. Dentro del vehículo se encuentran Nataly, Alejandro, Ricardo y Antonia. Los dos primeros guardan silencio. Nataly tiene una ropa sencilla.



Antonia: Nunca antes había ido a un autocine. Comeremos aquí, ¿no? Debe ser fastidioso comer dentro de un auto, y lloviendo.

Ricardo: Entonces no debiste haber venido. Me perseguiste en lugar de haberte quedado en casa. Pensé en ti por Nataly, ya que eres amiga de ella y empleada mía, pero te estás molestando.

Antonia: Entonces dejaré de hablar de más y me conformaré (a Nataly). Salgamos Nataly (sonríe).

VECINDARIO STREET WINKLENT
CARRETERA

Un auto está siendo conducido por la carretera. Dentro de ésta, están dos hombres extraños. Se detienen frente la casa Morales.

Hombre 1: Esa es la casa de Rogelio Morales, el hombre con el que tuvimos problemas hace varios años.

Hombre 2: Así es. Mi hermana no debe tardar también en venir aquí, a reclamarle sobre Mateo Morales.

Hombre 1: Qué desgraciado. Estamos enterados que no acepta a su hijo, y lo hace pasar por el hijo de su hijo mayor. Pero tendrá que responder por él. Nosotros entraremos a esa casa muy pronto, donde se llevarán una buena sorpresa. ¿Qué harán cuando vean que algunos de sus lujos fueron robados? (Ríe)

Hombre 2: Y luego mi hermana vendrá, sin que parezca una sospechosa del futuro robo. Ella reclamará a Mateo y Rogelio tendrá que responder por él.

Hombre 1: Osea que tendrá dos castigos: El robo, y la llegada de la madre de Mateo. ¿Qué pasará con su esposa? (Pronunciando el nombre de Nicole con lentitud). Nicole Castillo de Morales (ríe de nuevo).

AUTOCINE

Nataly, Alejandro, Ricardo y Antonia están en una caseta, donde hay ventas de comidas rápidas. Todos están comiendo, a excepción de Nataly, quien no es capaz de hablar, ni de mirar a Alejandro.



Ricardo: ¿Qué pasa Nataly que no estás comiendo?

Antonia: ¿Es porque yo me les pegué? ¿O por el calor que hace aquí? Está lloviendo, pero la verdad es que también hace mucho calor (hace viento con su mano sobre la cara). Aunque la comida es deliciosa, pero me duelen las piernas.

Nataly: Iré al baño público que hay allí en el autocine. Ya regreso.

Nataly sale con prisa de la caseta. No entra a un baño, sino a una cabina telefónica transparente. El agua de la lluvia la recorre. Nataly se agacha al piso.

Nataly (triste): ¿Qué hago mamá…? ¿Qué hago? (después de una breve pausa). Te extraño…

En el vidrio de la cabina, se ve la sombra de alguien parado en frente de Nataly. Ésta levanta un poco su cabeza, sorprendiéndose al ver a Alejandro allí.

Alejandro: (hablándole a Ximena con un paraguas sobre él) Ximena… (Ella se levanta) Gracias por todo… Mi primer amor, termina así.

Alejandro se va lentamente dela cabina telefónica, con el paraguas. Nataly cierra los ojos, con culpa sobre ella, pero también triste.

CONTINUARÁ…

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