sábado, 24 de enero de 2015

La Nueva Empleada [Capítulo 10]



Alejandro se acerca a Nataly y la besa con ternura. Ella se sorprende, sonrojándose al instante pero correspondiéndole. No muy lejos, Ricardo está viniendo, con algunos paquetes de dulces en la mano. Él llega hasta el cuarto y abre la puerta, pero no logra ver a Nataly ya que ésta se encuentra volteada de espaldas y besando a Alejandro, quien tiene los ojos cerrados, por lo que tampoco se entera que su amigo acaba de entrar. Ricardo sonríe y con sigilo, sale de la habitación.



Ricardo (sonriendo): Así que esa es la muchacha de la que me habló Alejandro.

CARRETERA DE LA CIUDAD
AUTO DE FERNANDO

Fernando está conduciendo su auto y en los asientos de atrás, se encuentran Carmen y Lucía.



Lucía: Estamos muy agradecidas de que usted nos lleve en su auto directo al vecindario.

Fernando: No se preocupen, estando cerca, no sería ninguna molestia. ¿Pero, qué hacían ustedes en el hotel?

Carmen: Estábamos visitando a una antigua amiga de ésta (se refiere a Lucía), aunque la mujer esa la despreció solo por el hecho de que es sirvienta.

Fernando (sonríe): Lo mejor es que la ignoren y a la próxima le griten “Espero no volverme a encontrar contigo, y mucha suerte”.

Lucía: Gracias por sus palabras reconfortantes. Lo tomaremos en cuenta.

Carmen: A ver yo lo intento… (Gritando por la ventana del auto) ¡Espero no volverme a encontrar contigo, y mucha suerte, perra!

Carmen adentra su cabeza y no tarda en reír. Lucía se siente un poco incómoda y avergonzada.

Carmen: ¡Así es que tiene que ser! Don Fernando, aprovechando que estamos los tres juntos, ¿por qué no vamos a un restaurante a tomarnos unas copas?

Fernando: Por supuesto. Ya mismo nos acercamos al lugar más cercano (sonríe)

Carmen: (susurrándole a Lucía) Qué milagro que el viejo éste nos trata bien. Claro, el gallinazo de Nicole lo pone muy contento y amable (ríe levemente).

Lucía solo esboza una sonrisa.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA MORALES
ESTUDIO

Nicole y Rogelio están platicando. La primera tiene una expresión de angustia en su rostro.



Nicole: ¡Ladrones asquerosos! Me robaron varias de mis valiosas joyas. Que bueno que a ti no te sacaron nada.

Rogelio: ¿Pero por qué justamente entraron a ésta casa?

Nicole: No lo sé, supongo que Alejandro no está muy grave. Hubiera llamado Ricardo. Las malas noticias, siempre llegan primero (negando con la cabeza)

HOSPITAL DE MIAMI
CUARTO DE ALEJANDRO

Nataly y Alejandro se acaban de desprender del beso.



Nataly: La verdad es que me ha tomado por sorpresa esto…

Alejandro: A partir de ahora, voy a estar con las dos: Nataly Molina y a Ximena Montero (ríe)

Nataly: Creo que me iré ahora, seguro en tu casa me están esperando. Espero que nos veamos pronto.

Nataly sonríe ilusionada. Ricardo está afuera, sentado en una silla esperando la salida de Nataly. Ésta sale finalmente y se pone unas gafas de sol. Ricardo se sorprende al verla, pues no la reconoce pero le parece muy atractiva. Nataly voltea y también lo ve, pero trata de disimular y termina de irse del hospital. Ricardo entra con rapidez al cuarto de Alejandro.



Ricardo: (sentándose en la cama) ¡La vi! ¡Acabo de ver a tu enamorada!

Alejandro (sorprendido): ¿Sí? ¿Quién?

Ricardo: Sí, la muchacha de la que me hablabas, ¿cómo es que se llama? Ximena…

Alejandro (pensando: Entonces la vio y al parecer no la reconoció) Ah, ya sé a qué te refieres. Pues bueno, ya la conoces. Pronto deberías de presentarme a la joven que también te gusta.

Ricardo (desanimado): No creo que importe mucho. Ella me rechaza y no entiendo el motivo. Tengo dinero, soy de su edad, ella no tendría suegros a los que poner cuidado y un fin de ventajas más.

Alejandro: (sonriendo) No te preocupes, tarde que temprano se dará cuenta que eres tú el ideal.

Ricardo: ¿Tarde? ¡Para ese entonces, ya seré un anciano! (Ambos ríen)

Alejandro: Oye, ¿podrías prestarme un momento tu celular?

RESTAURANTE DE LA CIUDAD

Carmen, Lucía y Fernando están en un restaurante, que se encuentra un tanto vacío. Las únicas personas que quedan, no dejan de mirar a Carmen, pues está completamente ebria y no deja de decir incoherencias. Lucía está avergonzada y Fernando trata de disimular su incomodidad.



Lucía (a Carmen): ¡Por favor, amiga! Tenemos que irnos ahora. La gente nos mira y se nos hace muy tarde.

Carmen (ebria): Si quieres te vas tú, yo me quiero quedar un rato más con el viejo. Anda, corre detrás de la mujer esa. Nuestro objetivo en el hotel era perseguirla y hasta hacerla quedar mal, pero al final la saliste ayudando. Yo te seguí el juego solo porque eres mi amiga, pero sino, la vieja esa no tendría marido en este momento.

Lucía: Ya cállate Carmen, no sabes lo que dices (a Fernando). Lamento todo esto, señor. Yo la verdad no pensé que Carmen se pondría así después de beber. Hace mucho tiempo que no lo hace.

Fernando: No te preocupes (se mira el reloj), aunque quizás debamos irnos ya, al menos de que ustedes se quieran quedar un rato más.

Carmen: ¡La noche todavía es joven! Mejor hablemos tú y yo, Fernando. La pobre Paty, tu empleada, se mantiene cortándose el dedo. Debes de comprarle unos guantes de cocina. A este paso, se va a salir matando, porque si se corta un dedo, también puede cortarse la mano o hasta la cabeza si está cocinando un pavo grande y tiene que echárselo al hombro (Fernando se ríe)

MÁS TARDE
VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA MORALES

Nataly llega a la casa Morales. Entra sin hacer mucho ruido y a pasos rápidos pero silenciosos, va a su cuarto y se encierra. La muchacha se acerca a al clóset, en donde ve la caja que tenía dinero, con solo un billete.



Nataly: (toma el billete y lo abraza) ¡Mi dinero! ¿Por qué te tenían que hacer esto? (Llorando) No te preocupes, voy a destruir a esos ladrones (sin dejar de abrazar el billete)

AL DÍA SIGUIENTE
HOSPITAL DE MIAMI, CUARTO DE ALEJANDRO

Estando Alejandro sentado en su cama, platica con Rosita, quien vino a visitarlo, enterándose ya que Alejandro la llamó gracias a que Ricardo le prestó su celular.



Rosita (preocupada): No puedo creer que eso haya pasado, joven. En cuanto usted me llamó, vine enseguida. Lamento lo del otro día, cuando intenté abandonarlo de nuevo, pero ya no quiero seguir siendo sirvienta. Ahora estoy más acabada, por eso no quería que siguiera insistiendo.

Alejandro: No te preocupes abuela, de todas maneras, yo te seguiré queriendo como la nana que siempre cuidó de mí, como mi abuela. Te enviaré dinero y espero que nos veamos en algunos momentos (le sonríe)

Rosita: No, no podré tomar el dinero que me daría porque no trabajo para usted.

Alejandro: Descuida abuela, eso no importa. Solo te quiero ayudar. De todas maneras, es mejor no prometerte nada ya que mi padre tendría que ayudarme en esto. Mientras tanto, recibe esto por favor…

Alejandro se acerca a un sofá del cuarto y saca su billetera del pantalón que traía puesto, pues ahora está usando una ropa más cómoda. Él saca todos los billetes que tiene y se los entrega a Rosita, cerrándole las manos al mismo tiempo.

Alejandro: Y cuando estés enferma, no dudes en llamarme y pedirme ayuda. Quiero que siempre estés bien.

Alejandro se levanta al mismo tiempo que Rosita. Ambos se abrazan.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA DE FERNANDO
HABITACIÓN PRINCIPAL

Fernando se encuentra en su habitación, parado frente a la caja fuerte. Éste se acerca a ella y con un código numeral, la abre y acto seguido, saca el billete de lotería que le intercambió a Nataly por dinero.



Fernando: Quizás deba darle esto a Rogelio Morales, en forma de recompensa por lo que robarían. Además, el tal Alejandro salió herido.

Fernando sabe lo último que dijo puesto que las noticias en el vecindario corren demasiado rápidas.

Fernando: De verdad, no sé qué hacer. Si se lo entrego, ¿no será mucho por lo que le sacaron? ¿Y cómo se lo doy? ¿Con qué excusa? (Pensativo)

MÁS TARDE
HOSPITAL DE BOGOTÁ
SALIDA

Alejandro está saliendo del hospital, con algunas currillas en su rostro y cabeza. Nataly y Ricardo están acompañándolo. Los tres suben al auto. Ricardo se hace en la parte del piloto, mientras que los otros dos, se quedan en lo asientos de atrás.



Ricardo: Podemos acercarnos a un restaurante, tengo hambre. Es bueno también que Alejandro coma algo y aprovechando que tenemos a Nataly aquí para que pase un rato alegre con nosotros.

Nataly: Sí, tienes razón. Vamos allí.

El auto arranca directo a un restaurante.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA DE LA FAMILIA RIVERO, COCINA

Lucía está preparando desde temprano, el almuerzo. En eso entra Cecilia a la cocina, con una expresión en el rostro bastante seria.



Cecilia: Me di cuenta que ayer llegaste muy tarde a casa. ¿Con qué derecho? Eres la sirvienta y tienes que estar al pendiente de todos. ¿Qué tal si te hubiéramos necesitado?

Lucía: Pero no me necesitaron, ¿o estoy equivocada? De igual forma, discúlpenme por favor.

Cecilia: Estás en lo cierto, pero no puedes entrar como perro por su casa. Siempre estás excusándote. No me temblaría la mano para darte el sueldo del mes y echarte a la calle.

Lucía: Usted sabe que tengo dos hijos a los que mantener, señora Cecilia (cabizbaja)

Cecilia: Eso te pasa por irresponsable (Lucía se desconcierta) Por lo visto, te metiste con un hombre que ni siquiera recibió a sus hijos. ¿Dónde está el papá? ¿¡Dónde!?

Justo cuando Lucía iba a articular alguna palabra, Cecilia le interrumpe.

Cecilia: Mejor no digas nada, y sigue en lo que estabas. ¡Cuida tu trabajo sirvienta!

Cecilia sale de la cocina. Lucía suelta un largo suspiro y no puede evitar mirar con odio a su patrona.

CAFETERÍA DE LA CIUDAD

Braulio, el padre de Nataly, está bebiendo sorbos pequeños de café, sentado en una mesa. El hombre está viviendo en la pequeña casa que era de Andrea, la amiga de Nataly, pues ella le cedió la vivienda.



Braulio: Todo está tan raro. La amiga de Nataly me prestó el apartamento así de fácil supuestamente porque se mudó a otro vecindario. Lo que no sé es con qué dinero, ha de ser un lugar más costoso. ¿Hace cuánto no veo a mi hija? Tendré que llamarla pronto para que nos encontremos. No sé nada sobre su vida. ¿Todavía será la empleada de esa casa?

RESTAURANTE DE MIAMI

Nataly, Alejandro y Ricardo están almorzando en un costoso y elegante restaurante. Alejandro casi no prueba bocado.



Nataly (comiendo sonriente) ¡Está muy delicioso! La verdad no me imaginaba que aquí venderían comida tan buena.

Ricardo: ¿Habrías venido antes?

Nataly (negando con la cabeza): No, solo digo. Aunque claro, el lugar se ve muy refinado. Debe ser por eso que vale la pena comprar (sonríe)

Alejandro mira la comida, con bastantes ganas de comer. Acto seguido, saca su billetera y ve que no tiene nada de dinero, pues todo se lo dio a Rosita.

Ricardo: ¿Por qué no comes, Alejandro? Está deliciosa la comida, adelante.

Alejandro: Eh, no tengo hambre…

Alejandro miente, para luego no ayudar a pagar por no haber comido nada. Unos minutos más tarde, los tres se encuentran esperando a que sean atendidos para cancelar la cuenta. Alejandro está nervioso, pues teme a que Nataly y Ricardo le hablen sobre lo que cada uno tiene que aportar, pues aunque no probó bocado, estuvo presente en el almuerzo.

Alejandro: Esperen aquí por favor, tengo que ir al baño (sale de prisa)

Nataly: Yo puedo pagar (sonríe) Fui quien más comió.

Ricardo: No te preocupes, soy yo el que va a pagar la cuenta. Recuerda que la propuesta la hice yo, entonces fue una invitación (saca su billetera y cancela la cuenta).

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA DE FERNANDO
JARDÍN

Paty se encuentra regando las plantas del jardín de la casa de Fernando con una manguera. En ese momento se acerca a ella Carmen, tocándose la cabeza con dolor.



Paty (desconcertada) ¿Y a vos qué te pasa? No me digás que ya te está afectando el alzhéimer. ¿Sabés quien soy yo? ¡Habláme pelotuda!

Carmen: Cállate, entre más preguntas más me duele la cabeza. Ayer me embriagué demasiado con tu patrón. Menos mal la sonsa de Lucía me detuvo. Sino estaría muerta.

Paty: Con razón don Fernando llegó con olor a perfume barato de mujer.

Carmen: No seas idiota, Paty. En primer lugar, no me aplico perfume. Y en segundo, él no se embriagó conmigo ni pasamos momentos íntimos, solo me acompañó con Lucía. Hace tanto que no bebía.

Paty: Ni que estuvieras tan joven como para decir a boca llena: “No pasamos momentos íntimos”.

Carmen desesperada le arrebata la manguera a Paty y empieza a mojarla. Luego se ve a pasos rápidos. Paty la mira con enojo y le saca la lengua.

Paty: ¡Boluda veterana! ¿¡Ahora qué hago!?

HORAS MÁS TARDE
VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA MORALES, CUARTO DE NATALY

Nataly se encuentra en su cuarto, organizando el clóset en el que hay muchísimo más dinero. La muchacha cierra con cinta las cajas y luego la hunde profundamente en el armario, poniendo incluso ropa encima. En eso suena su celular.



Nataly (contestando) ¿Hola?

CASA DE BRAULIO
HABITACIÓN PRINCIPAL

Braulio está sentado en su cama. Es él quien está llamando a Nataly.



Braulio: Hola hija, hace tanto no escuchaba tu voz. ¿Cómo has estado?

Nataly (al otro lado de la línea): ¡Papá! Me sorprende tu llamada. Pues yo he estado bien. ¿Pero tú? ¿Todavía sigues enviciado en las cartas? Espero que te sientas cómodo en la casa que Andrea te prestó.

Braulio: Las cartas son mi compañía, Nataly. No podría soportar la soledad sin ellas. Y estoy agradecido con tu amiga, aunque siempre me he preguntado por qué ella dejó esta casa para irse a otro, seguro mucho más costosa.

Nataly: No le veo problema, papá. Ella quería cambiar de ambiente.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA MORALES, CUARTO DE NATALY

Nataly sigue platicando con su padre. Alejandro llega a la habitación de la joven y antes de entrar, se queda escuchando la conversación.



Nataly: Sí papá, continúo trabajando de sirvienta, pero me gustaría dejarlo de hacer y más ahora que estoy enamorada de alguien (Alejandro se sorprende)

Braulio: (en el otro lado de la línea) Pues que bueno Nataly, me doy cuenta que quieres salir adelante y empezar a formar un hogar. Pero ten mucho cuidado hija. Espero que no te hayas fijado en un hombre rico y que luego, seas humillada y tengas que sentirte inferior. Yo sólo deseo que encuentres a un muchacho ideal para ti y que vivas bien.

Nataly: Todo eso lo sé papá. Pero estoy segura que él (refiriéndose a Alejandro), me quiere. Es una persona valiosa, no hay nadie más como él (con lágrimas en los ojos)

Braulio: ¿Qué ha hecho ese chico por ti?

Nataly: Yo voy a hacer mucho por él y no me cabe ninguna duda que él hará todo por mí.

Alejandro continúa escuchando la conversación recostado sobre la puerta.

Braulio: ¡Mírate! En lugar de pedir amor, dices que harás todo por él. ¿Ese tal hombre, ya te prometió un buen futuro? Está jugando contigo Nataly, y solo por el hecho de que eres sirvienta.

Nataly: No es cierto papá. Por favor dejemos está conversación hasta aquí. No podemos seguir discutiendo por lo mismo y no acertaremos.

Braulio: (suspira) Está bien hija. Una vez más, ten cuidado. Sé que no puedes oír mis consejos porque no he sido un excelente padre contigo, ni siquiera valoré lo suficiente a tu difunta madre, pero por eso, me gustaría enmendar mis errores. Hasta pronto Nataly (cuelga)

Nataly también cuelga su celular y continúa organizando la ropa. Alejandro piensa en entrar, pero decide no hacerlo y se retira, muy pensativo.

MÁS TARDE
VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA DE RICARDO, CUARTO DE VISITANTE

Paty, Carmen y Antonia están en el cuarto en el que siempre se reúnen.



Paty: Che boludas, pero ¿por qué esa Lucía no vino?

Carmen: Dijo que estaba muy ocupada ya que tiene mucho trabajo. Se me hace que esas dos viejas de Teresa y Cecilia la están poniendo a cocinar, limpiar y lavar más.

Antonia: Es muy injusto. Y ni modo de pasar por Nataly, quizás nos encontramos con la Madam Nicole y ya la conocemos.

Carmen: ¿Cuál Madam Nicole? Hay que llamar a la gente como se merece. Más bien pongámosle Madam Perra (ríe a carcajadas)

Paty: (hablándole al oído a Antonia) Los años la están afectando.

Antonia: (evita reírse) Menos mal no hemos comprado más billetes de lotería. Es mejor ver los resultados y sentir la emoción las cinco completas.

Paty: Tenés razón. Pues ya que no estamos haciendo nada, entonces me voy. No tenemos mucho que hace. Nos vemos boludas.

Carmen: Espérate Patricia, yo me voy contigo. No me pienso quedar aquí con Antonia. ¿Qué va a pensar el patrón de ésta? Ella y yo encerradas en un cuarto. Evitemos las malas habladurías.

Antonia: Está bien, si quieren se van. No es lo mismo sin Nataly y Lucía. Hasta luego chicas.

Paty: (a Antonia) ¡Hablá bien boluda! ¿Cuántas chicas hay aquí paradas? Solo yo. No olvidés que Carmen está pasada de años.

Paty se le adelanta a Carmen y se va. Ésta va tras ella.

Antonia: (girando los ojos) Nunca van a cambiar. Las dos parecen niñas, correteando de aquí para allá.

MÁS TARDE
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CASA MORALES

Son más de la una de la madrugada. Se enfocan varias partes de la casa Morales hasta llegar al cuarto de Nataly, ésta duerme plácidamente. Por otro lado, en la habitación de Alejandro, él al contrario de Nataly, no ha podido quedarse dormido. Da varias vueltas en la cama pero aún así, no logra conciliar el sueño.

Afuera de la casa, se encuentra Fernando, haciendo una llamada por celular. La cámara enfoca como marca el número del celular de Nataly.

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA MORALES, CUARTO DE NATALY

El timbre del celular de Nataly suena en un tono bajo y también se siente el vibrador, logrando que el móvil se mueva suavemente y cause un pequeño ruido en la mesita de noche, donde está el celular. Nataly se despierta y con pereza, toma el celular y contesta.



Fernando: (al otro lado) Soy yo, Fernando. ¿Podrías salir un momento?

Nataly: (sentándose en la cama) ¿Qué? ¿Acaso se volvió loco señor? (Mirando el reloj digital de la pared) Son más de la una. ¡Es madrugada!

Fernando: Lo sé. Recuerda que una vez también me despertaste a una hora similar para contarme tus problemas, cuando me confesaste que te estabas haciendo pasar por otra muchacha.

Nataly: ¡Está bien! (Levantándose de la cama) Ya estoy yendo a abrir la puerta. ¿Y de qué me quieres hablar? ¿Te pasó algo malo?

Fernando: No sé cómo decirlo… Es que estoy enamorado de una mujer, pero ya está casada (sacando una excusa para poder entrar a la casa)

Nataly: Qué gran problema. Debe ser doloroso para ti. No puedes iniciar una aventura con ella siendo casada.

Fernando: En eso mismo pienso (Nataly sale de la casa y Fernando cuelga al verla)

Nataly: Ya estoy aquí (también cuelga y guarda su celular en un bolsillo de la pijama)

Fernando: ¿Podemos entrar? Aquí hace frío (acariciándose sus brazos)

Nataly ingresa a la casa con Fernando. Una vez adentro, se detienen en la sala.

Fernando: Oye, ¿podrías darme algo de comer? No quise molestar a Paty tan tarde. Hasta ahora me viene a dar hambre y como no tuve apetito en la cena.

Nataly (indecisa): Está bien, iré a prepararte un estofado rápido. Por favor no te muevas de aquí (se va a la cocina).

Fernando al ver que Nataly ya no está cerca, él comienza a buscar el estudio de la casa.

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CASA DE RICARDO, HABITACIÓN PRINCIPAL

Ricardo entra a su habitación, ebrio y haciendo algunos ruidos. Antonia al escucharlo, ingresa al mismo lugar de la casa.



Antonia: ¿Ricardo? ¿Acaso se embriagó?

Ricardo: ¡No, claro que no! (Negando con el dedo) Solo me tomé unas cuantas copas con amigos del trabajo.

Ricardo se cae encima de la cama, llevando consigo a Antonia. Ambos se miran fijamente pero la muchacha avergonzada, se levanta.

Antonia: ¡Está muy tarde! ¡Por favor quédese dormido!

Antonia acomoda bien a Ricardo. Unos segundos después, lo tapa con la cobija, ya cuando él se quedó dormido por la embriaguez.

Antonia (sonriendo): Qué bonito se ve cuando duerme (suspirando). Ojalá pudiera fijarse en mí, pero hay tantos problemas…

Antonia iba a salir de la habitación pero se detiene y mira para atrás un breve momento. Acto seguido, vuelve a la cama y se acuesta, quedando al lado de Ricardo y ambos de frente. Antonia sonríe una vez más y también se cubre con la misma cobija.

Antonia (susurrando): Solo quiero asimilarlo un rato…

VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA MORALES
ESTUDIO

Fernando consiguió entrar al estudio de la casa. El hombre está tratando de abrir el cajón del escritorio con una puntilla delgada. Cuando no tiene éxito, intenta con otras hasta lograr abrir el cajón. Justo cuando iba a guardar el billete de lotería que trae, ingresa Nataly.

En la sala de la casa, Alejandro está bajando las escaleras, puesto que escuchó voces y pasos abajo. En el estudio de la casa, Nataly le pregunta a Fernando qué hace ahí.



Nataly: ¿Qué estás haciendo? Me quedé muy preocupada pensando que te habías ido dejándome el estofado servido (hablando en voz baja). Sal rápido, antes de que llegue alguien y piense mal de mí (haciéndole señas de que salga).



De repente, Alejandro llega al estudio y al entrar, se sorprende al ver a Nataly y Fernando allí juntos, quedando también extrañado ya que Fernando está al frente del escritorio, quien esconde entre las manos el billete de lotería disimuladamente.

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