Fernando consiguió entrar al estudio de la casa. El hombre está tratando de abrir el cajón del escritorio con una puntilla delgada. Cuando no tiene éxito, intenta con otras hasta lograr abrir el cajón. Justo cuando iba a guardar el billete de lotería que trae, ingresa Nataly.
En la sala de la casa, Alejandro está bajando las escaleras, puesto que escuchó voces y pasos abajo. En el estudio de la casa, Nataly le pregunta a Fernando qué hace ahí.


Nataly: ¿Qué estás haciendo? Me quedé muy preocupada pensando que te habías ido dejándome el estofado servido (hablando en voz baja). Sal rápido, antes de que llegue alguien y piense mal de mí (haciéndole señas de que salga).
De repente, Alejandro llega al estudio y al entrar, se sorprende al ver a Nataly y Fernando allí juntos. Fernando esconde el billete de lotería en sus manos, arrugándolo un poco.

Alejandro (se adentra al estudio): ¿Qué hace a estas horas de la noche aquí, señor Fernando? ¿Qué es lo que esconde en sus manos?
Nataly (nerviosa): Fue un atrevimiento de mi parte haberlo dejado ingresar a la casa, pero es que no había comido y por eso lo dejé entrar. Le tengo preparado un estofado allí en la cocina.
Fernando: Gracias Nataly, ya mismo iré a comer (se retira con Nataly del estudio).
Alejandro con una mirada bastante sospechosa, se acerca al escritorio y nota que el cajón está abierto. Unos minutos más tarde, en el comedor de la casa Morales, Fernando termina de comerse lo que le preparó Nataly. Alejandro va hacia él.
Alejandro: Si ya terminó de comer, ¿podría platicar conmigo un momento? Necesito hablar con usted en el jardín.
Nataly (interviniendo): Si es sobre lo que sucedió, me gustaría estar presente.
Fernando: (se levanta del comedor) Gracias Nataly por la comida. También quiero hablar con Alejandro, afuera.
Nataly: Está bien. Voy a mantenerme allí en la cocina por si necesita algo más (sonríe y se retira).
Alejandro se le adelanta a Fernando. Éste lo sigue hasta llegar afuera. Ambos se sientan en una banca, ubicada en el jardín de la casa.


Alejandro: ¿Podría devolverme lo que sacó del estudio de mi casa?
Fernando (se sorprende): Seré muy sincero contigo, Alejandro. La verdad es que no saqué nada de la casa, al contrario… Si entré al estudio, era para dejar algo que no me pertenecía del todo.
Alejandro (extrañado): ¿A qué se refiere con eso?
Fernando: En parte, tuve la culpa de que se entraran a la casa Morales a robar y que tú hayas salido herido (Alejandro se sorprende). Esos ladrones yo los conozco, ingresaron a robar por un problema que tuvieron con tu padre. Ellos conocen a la verdadera madre de Mateo, y se querían vengar porque Rogelio no reconoció a Mateo como su hijo y lo hizo pasar como su nieto, osea que la gente piensa que Mateo es tu hijo.
Alejandro: Entonces esos tipos robaron por vengarse. ¿Eso es?
Fernando: Exactamente. Yo pude haberlos detenido y no haber permitido que hubieran robado, pero no lo hice, quizás por cobardía. Entonces quería dejar éste billete de lotería (lo saca y se lo muestra a Alejandro), en compensación por el robo en la casa. Lamento que me hayas malinterpretado.
Alejandro: (ve el billete de lotería y se sorprende por la cifra) ¿No le parece demasiado sólo para disculparse por el robo?
Fernando: Puede sonarte un poco descabellado, pero tengo otros motivos más, que prefiero no comentártelos ya que son muy personales.
Alejandro: ¿Y usted se ganó la lotería?
Fernando: En realidad fue otra persona, lo que pasa es que intercambiamos. A esa persona le di el dinero en efectivo y yo me quedé con éste billete.
Alejandro (curioso): ¿Y quién es la persona tan afortunada que tiene en estos tanto dinero en sus manos?
Fernando (sonríe): Eso sucedió hace muchos días. Ya hasta lo olvidé (miente).
Alejandro toma el billete de lotería y lo voltea, sorprendiéndose aún más. En ese momento recuerda el momento en el que estaba en un supermercado y le arrebató el mismo billete a Nataly para anotar el número telefónico de su nana Rosita. Alejandro trata de disimular ante Fernando su gran sorpresa, pues se ha dado cuenta quién es la ganadora original de todo ese dinero.
Alejandro: Después de todo, usted no tuvo la culpa de lo que sucedió en la casa. ¿Aún así, piensa entregar el billete de lotería?
Fernando: No estoy muy seguro. Podría hablar con Rogelio y de ese modo, él y yo haríamos otro cambio. Yo le entrego éste billete y él me da algunas de sus esculturas y piezas de oro. En el fondo, el más beneficiado sería él.
Alejandro: Me parece una buena opción. Por el momento hagamos de cuenta que nada ha sucedido (se para de la banca).
Fernando también se levanta y le sonríe. Ambos estrechan las manos.
AL DÍA SIGUIENTE
VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA DE RICARDO
Ya es un nuevo día en la ciudad de Miami. Ricardo empieza a despertar, abriendo los ojos. De repente, se sorprende al ver a su lado a Antonia.


Ricardo (sorprendido): ¿¡Eh!? ¡Antonia!
Antonia hace un rato estaba despierta, por lo que aparenta haber estado dormida y también abre los ojos. Luego se sienta en la cama tapándose con la sábana. Ricardo no tiene camisa y sólo está usando un pantalón.
Antonia: ¿Dormiste bien? Ayer llegaste muy ebrio a casa. Creo que te pasaste de copas y…
Ricardo (molesto): ¡No lo digas, por favor! ¿Por qué te atreviste a dormir conmigo?
Antonia: ¿Qué dices? ¡Asume la responsabilidad! (Él se sorprende)
Ricardo: ¡No mientas, Antonia! Sabes bien que mi embriaguez no llegó hasta tan lejos. Te considero como mi hermana… A pesar de que no recuerde todo muy bien, estoy seguro que no cometí un error.
Antonia (cabizbaja): Entones consideras que una relación conmigo es un error (solloza). ¿Sabes? Alguna vez en mi vida me imaginé estar a tu lado, pero veo que ese sueño es muy difícil de alcanzar. Eres una mala persona.
Antonia sale de la habitación de Ricardo muy triste. Se encierra en su cuarto y se recuesta sobre la puerta llorando. Ricardo se pasa las manos sobre el rostro algo desesperado.
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CASA MORALES
JARDÍN
Nicole y su esposo Rogelio se encuentran desayunando en el jardín de la casa. La pareja está sentada en un par de sillas, mientras desayunan. De lejos, está Fernando observándolos.


Rogelio: (gritándole a Fernando) ¡Oye! ¡Ven a tomar café con nosotros! (Sonríe)
Fernando se empieza a acercar y piensa en aprovechar el momento para hablar con Rogelio sobre lo que platicó con Alejandro la noche pasada.
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CASA RIVERO
SALA
Cecilia se encuentra viendo en la televisión “La Reina de la Codicia”. En ese momento llega Lucía con una taza de café en sus manos. La empleada se para en el medio del televisor y le extiende sus brazos a Cecilia, para entregarle el café.


Cecilia: ¿Qué haces mujer? ¡Retírate del televisor!
Lucía (se aleja un poco): Lo siento señora Cecilia, no fue mi intensión no dejarla ver.
Cecilia: Tú y tus excusas… A ver, entrégame el café (Lucía le entrega la taza de café)
Cecilia se distrae con su telenovela favorita, sorprendiéndose al ver la muerte de Carlota en “La Reina de la Codicia”. En su distracción, se derrama el café encima.
Lucía: ¡Señora! El café…
Cecilia (enojada): ¡Lo que faltaba! ¿Qué esperas para traerme un sacudidor? ¿Pretendes que sea yo quien me limpie? Inepta, estás buscando tu despedida. Cada vez eres peor. Pensé que para lo único que servías era para servirle a las personas, pero me doy cuenta que es todo lo contrario. Ni siquiera a tus hijos eres capaz de cuidar bien.
Lucía: ¡No le permito que me ofenda de esa manera! No tiene derecho.
Cecilia: ¿Y quién te crees tú para decir cuáles son tus derechos? Sólo eres una mujerzuela, pretendiendo robarle el marido a mi hermana Teresa. Pero te equivocas si crees que lo lograrás.
Lucía: Ya no me importa perder mi trabajo, señora. ¿No estará equivocada? ¡Es usted quien quiere quitarle el marido a su propia hermana! Por eso me odia desde que tiene sospechas sobre mí.
En ese momento llega Teresa, impidiendo que Cecilia abofetee a Lucía.

Teresa: ¡Ya basta! Logré escuchar toda la conversación (a Cecilia). Deja de tratar así a esa pobre mujer. Quizás en el fondo tiene toda la razón.
Cecilia (sorprendida): ¿Pero qué dices?
Teresa: También he podido darme cuenta de tus malos tratos hacia ella. Por cualquier excusa le gritas y la agredes. Te pido que dejes de ser tan injusta, hermana. Y tú empleada (a Lucía), trata de hacer mejor el trabajo para no darle oportunidad a Cecilia de que te trate mal. ¿Entendido?
Lucía afirma con la cabeza y justo antes de retirarse, Teresa le vuelve a dirigir la palabra.
Teresa: Espera un momento. Ve al mercado a comprar lo que hace falta. No te preocupes por mi hermana, ella misma puede arreglar lo que ocasiona.
Lucía: Claro que sí, señora Teresa (se retira mientras Cecilia mira desafiante a Teresa).
Cecilia: No estoy de acuerdo contigo Teresa. Has dado pie a esa estúpida sirvienta de no obedecer mis órdenes.
Cecilia niega con la cabeza y sube a la segunda planta, entra a su habitación y toma las llaves de su auto que están en un cajón de la mesita de noche. Unos segundos después, se ve como la mujer sale de la casa. Lucía la mira muy seria y en ese momento se le acerca Carmen por detrás.
Carmen: ¡Pero qué enojada se va Cecilia! ¿Le pasó algo?
Lucía: Ella y yo tuvimos una discusión. Por suerte Teresa me trató de defender, pues estuvo de acuerdo conmigo cuando le dije a Cecilia que ella estaba detrás de Alonso, el marido de su propia hermana.
Carmen (sorprendida): ¿Qué estás diciendo? (Se ríe) Que bueno que desafiaste a la vieja esa. Era lo mínimo que se merecía.
Lucía: Te dejo Carmen, tengo que ir a de compras al mercado.
Carmen: Perfecto querida. No olvides que esta noche nos reuniremos en la casa del patrón de Antonia para jugar cartas.
Lucía asiente con la cabeza y se marcha.
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CASA MORALES
COCINA
Nataly le está dando de comer a Mateo. Éste se encuentra sentado sobre una mesa que está ubicada en la cocina. Alejandro entra a la cocina.



Alejandro: (saluda a Mateo) ¡Hola Mateo! Que bien que estás comiendo, ¿podrías dejarme un momento a solas con la empleada?
Nataly le da un bocado más a Mateo y éste se baja de la mesa y al mismo tiempo, se va de la cocina.
Nataly: ¿Qué hablaron tú y Fernando ayer en la noche?
Alejandro: Nada importante, sólo me explicó todo y yo entendí. Ahora estoy muy preocupado, porque no tengo nada de dinero y no quiero pedirle a mi padre (miente). Debo trabajar más.
Nataly: Yo también soy pobre y no le pido a mi padre. El dinero que gano es gracias a mi trabajo en esta casa (sonríe).
Alejandro: ¿Entonces no tienes dinero recogido? Todo lo que tienes, ¿es por tu trabajo de empleada?
Nataly: Así es, ¿por qué lo preguntas?
Alejandro: No, por nada importante… Oye, respóndeme esta pregunta… Si me dijeras que eres rica, ¿crees que te robaría tu dinero?
Nataly: Claro que no. Tus suposiciones son muy extrañas, eh.
Alejandro (pensando: Mmm, no confías en mí. De lo contrario, me confesarías que te ganaste la lotería)
HORAS MÁS TARDE
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CASA DE FERNANDO
SALA
Fernando está platicando con Rogelio. Ambos se encuentran sentados en un par de sofás. Fernando ya le habló sobre el intercambio del billete de lotería, por esculturas y piezas de oro.


Fernando: Que bien que te haya gustado la propuesta. ¿Entonces voy a tu casa mañana? Debes tener preparado todo.
Rogelio (sonríe): Me parece bien, puedes visitar mi casa temprano, allí estaré dispuesto a entregarte las más valiosas piezas de oro que tengo y unas de las mejores esculturas. Nicole estuvo de acuerdo. Lo que es curioso, es que yo seré el más beneficiado, ¿lo habías pensado antes?
Fernando: Así es, pero no quiero quedarme con el billete de lotería. He tenido muchos problemas con él.
Rogelio: Quieres decir que ese billete de lotería es una pesadilla para ti, ¿no? (Ríe) Está bien, es un negocio muy viable para mí. Las piezas de oro y esas esculturas, eran imposibles de vender. El dinero me deja más satisfecho porque será una buena inversión para mi empresa.
CARRETERAS DE MIAMI
Cecilia está conduciendo su auto. La mujer tiene en las sillas traseras algunos paquetes de compras.

Cecilia: La única manera de relajarme, es yendo de compras. De todas maneras, todo lo compré de la tarjeta de Alonso. Nunca se ha dado cuenta del dinero que le saco (sonríe). Cuando se de cuenta del desfalco, eso lo mortificará tanto a él, como a Teresa. Merezco una recompensa por las humillaciones que me han hecho. Él por rechazarme y ella, por no estar de acuerdo en mis decisiones.
Cecilia esboza una sonrisa y sigue conduciendo su auto.
Cecilia: Tal vez más adelante encuentre la manera de que todo apunte hacia la idiota de Lucía. Ella puede ser la culpable de que la cuenta bancaria de Alonso, esté falta de dinero. Debe ser fácil para ella robar.
Cecilia no se percata de que una anciana está cruzando la carretera. La mujer intenta frenar muy asustada, pero no consigue hacerlo y termina atropellándola. Cecilia se baja de su auto y se acerca a la anciana, dándose cuenta que está viva después de tomarle su pulso. No obstante, Cecilia se da a la fuga y huye en su vehículo, dejando a la anciana la cual está sangrado en la cabeza, allí tirada. Otros autos circulan por la calle, pero ninguno se detiene para auxiliar a la inconsciente anciana.
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Carmen y Paty caminan despacio por las calles del elegante vecindario. Ambas se dirigen a pasos lentos a la casa de Fernando.


Paty: ¿Entonces sospechás que a Lucy le gusta mi patrón?
Carmen: Exactamente. La noche en que me pasé con las copas, noté lo avergonzada que se ponía cuando miraba a Fernando. Además, se sonroja cuando él le dirige la palabra. Deberíamos juntarlos a ver qué pasa.
Paty: Tenés razón boluda. Entonces por eso me decís que los juntemos cuando nos reunamos en la casa de Ricardo.
Carmen: ¡Sí, niña! Lo vamos a invitar a jugar cartas con nosotras.
Las dos empleadas llegan a la casa de Fernando. Carmen toca el timbre y él abre la puerta sonriendo.
Carmen: Buenas noches, señor Fernando. Queremos hacerle una invitación, Paty y yo… A jugar cartas con nosotras las empleadas.

Fernando: Eh, la verdad es que no sé muy bien jugar cartas.
Carmen: Ese no es el problema, nosotros le vamos a indicar cómo se hace. Piénselo unos minutos. Vamos a estar en el cuarto de servicio de la casa de Ricardo, ¿lo conoce a él verdad?
Fernando: Por supuesto, aunque no les garantizo que iré, estoy un poco cansado, ya me entenderán, ¿no es cierto?
Paty: ¡Claro que sí, patrón! Vos verás si nos visitás. Allí estaremos por si algo. Vámonos Carmen (Paty y Carme se retiran).
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CASA MORALES
JARDÍN
Ricardo está acariciando al perro de la casa Morales. El muchacho se ve un poco desanimado. En ese momento sale Nataly de la casa y entra al jardín, con un plato de comida, la cual deja en el pasto, esperando a que el perro vaya a comer. Nataly ve a Ricardo y se acerca a él, sentándose en la hierba puesto que él también está sentado ahí.


Nataly: ¿Qué estás haciendo aquí?
Ricardo: Sólo contemplaba al perro y me estaba analizando. ¿Te parece que soy una mala persona?
Alejandro también sale de la casa. Al ver en el jardín a Nataly y Ricardo, se comienza a acercar a ellos sigilosamente.
Nataly: Por supuesto que no, eres alguien muy noble y amable. Te me declaraste sin importar que soy sólo una empleada (Alejandro se sorprende).
Ricardo: Pero tú sólo me ves como un amigo… (Desanimado)
Alejandro muy sorprendido se regresa a la casa Morales y entra, subiendo las escaleras. Rogelio que se encuentra en la primera planta, lo ve.



Rogelio: ¡Alejandro! ¿Cuándo vas a empezar a enseñarle a leer Mateo? Te di el dinero de adelantado, ¿qué esperas?
Alejandro: Lamento no haber empezado desde hoy, pero había estado ocupado.
Nicole llega y se acerca a su esposo. La mujer usa una piyama bastante corta.
Rogelio: ¿Ocupado? Ni siquiera te tomas la delicadeza de ir a la empresa en tus ratos libres. Quiero que de inmediato Mateo sepa leer, está bajo tu responsabilidad.
Nicole: ¿Le diste el dinero de adelantado?
Alejandro (molesto): ¿Por qué será que las mujeres de ésta casa no confían en mí?
Nicole (extrañada): ¿Las mujeres de ésta casa?
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CARA DE RICARDO
CUARTO DE SERVICIO
Carmen, Paty, Antonia y Lucía están reunidas en el cuarto de servicio de la casa de Ricardo.




Lucía: Se ve que hoy no fue el mejor día para Antonia. La noto muy triste.
Antonia: No es nada, sólo es sueño (organizando el juego de cartas en una mesa)
Carmen: Paty y yo invitamos a Fernando a jugar cartas con nosotras.
Lucía: ¿Qué? ¿Cómo que lo invitaron?
Paty: Pero no te preocupés Lucy, no creo que venga, dijo que estaba ocupado.
De repente, Fernando entra al cuarto. Las cuatro empleadas se quedan sorprendidas.

Fernando: Permiso… Vi la puerta entrecerrada, entonces entré, pues acepto la invitación a jugar cartas con ustedes.
Carmen: ¡Que bueno! (Sonríe) Pero pase, bienvenido… Siéntese allá.
Carmen le señala a Fernando un puesto al lado del sofá donde Lucía está sentad. El televisor se encuentra encendido y está en el programa de la lotería. El periodista empieza a hablar de los resultados.
Periodista: (en el televisor) Buenas noches a todos. El premio mayor para ésta noche es de un millón de dólares. Y el número ganador es… (Dice el número ganador de la lotería)
Carmen (molesta): ¿Por qué no podemos ganar? Siempre compramos los billetes de lotería con nuestros ahorros, y aún no ganamos casi nada… La gente rica es quien triunfa.
Fernando (pensando: ¿Será que Nataly no les ha mencionado nada de todo su dinero?)
Paty: Antonia, ¿ya organizaste las cartas? ¡Che, sos muy lenta!
Antonia: ¡Sí, ya terminé Patricia! Podemos empezar… (Todas notan la incomodidad de Lucía)
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CASA MORALES
JARDÍN
Nataly y Ricardo se encuentran platicando. Los dos se dirigen despacio a la entrada de la casa.


Nataly: Por supuesto que sí. Cuando una mujer está enamorada, merece ser bien correspondida. Lo mismo pasa con los hombres, pero…
Ricardo: Sí, te entiendo… En este caso yo merezco que tú me correspondas, pero si estás enamorada de otra persona, no tengo ninguna esperanza.
Nataly (sonríe): Ten por seguro que te resultará alguna pretendiente que se fije en ti, eres un muchacho muy atractivo y con muchas cualidades.
Ricardo: Oye, respóndeme una pregunta… Si tuvieras a un amigo al que le tienes demasiado cariño, y que prácticamente lo consideras como tu hermano, ¿qué tal si tu amigo te confiesa sus sentimientos hacia ti? ¿Le corresponderías? ¿O lo rechazarías sólo por el hecho de que el cariño que le tienes es sólo un amor de hermanos?
Nataly: Tal vez podría darme una oportunidad con él a ver si funciona. El caso es que si yo estoy enamorada es de otra persona, será mucho más difícil hacer el intento de querer a mi supuesto amigo. ¿Por qué lo preguntas? ¿Te está pasando ahora? (Extrañada)
Ricardo: No, es sólo que me surgió esa pregunta. Gracias por responder.
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CASA RIVERO
HABITACIÓN DE CECILIA
Cecilia está usando una bata blanca, acaba de darse un baño. Toma asiento en su cama y a su mente viene el recuerdo del momento en que atropelló a esa anciana.

Cecilia: ¿Por qué no puedo sacarme ese momento de mi cabeza? Es como si la conciencia me estuviera acusando. Me pregunto si esa anciana estará en este momento viva, ¿qué habrá sido de ella?
En ese momento se intercala la escena de una habitación en un hospital. Allí, se encuentra la misma anciana que Cecilia arrolló en su auto. Al lado de ella, hay una joven de unos quince años y también un niño de sólo nueve años. Los dos lloran por la partida de su abuela.
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CASA DE RICARDO
CUARTO DE SERVICIO
Carmen, Paty, Antonia, Lucía y Fernando terminan de jugar la partida de cartas. La primera le aplaude a Fernando muy sonriente.





Carmen: ¡Vaya! Pero si usted es muy bueno jugando cartas. ¿No que no sabía?
Fernando (sonriendo): Creí que lo había olvidado, pero pude acordarme de algunos movimientos.
Carmen: Usted y Lucía son los mejores en éste juego. Son la pareja perfecta (Lucía se avergüenza). ¡Pero mira como te pusiste de sonrojada, Lucy! (Se ríe)
Paty: Ay boludas, me da que…
Lucía: (le interrumpe) Que bien señor Fernando que nos ganó en la partida de cartas.
Fernando: Gracias (se levanta del sofá). Iré un momento al baño, ¿dónde queda?
Antonia: Al fondo a la derecha.
Fernando asiente con la cabeza y sale de la habitación.
Paty: Iré a preparar algo en la cocina, ¿no querés venir conmigo Antonia?
Antonia: Por supuesto que sí Paty, vamos (las dos también se retiran)
Lucía (molesta): ¡Qué imprudente eres en decir esas cosas delante Fernando!
Carmen: Sólo digo la verdad mi apreciada Lucía. ¡Mira! (Señala el celular de Fernando) Tal parece que dejó su celular aquí (lo coge). Veamos si ha llamado al gallinazo de Nicole.
Lucía se acerca a Carmen a mirar muy curiosa el celular de Fernando, sin embargo no entiende muy bien.
Carmen: Aquí hay un mensaje de texto que envió ayer… (Leyendo el mensaje) “¿Está sola en casa, Madam?” ¡Oh! ¿Por qué le interesará si está sola? Quién sabe cuáles serán sus intensiones con esa Nicole. Tal parece que le gusta la carne de gallinazo, qué mal gusto.
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CASA MORALES
SALA
Nicole y Rogelio se encuentran tomando café, ambos sentados en un mismo sofá de la sala.


Nicole: Qué grosero se ha vuelto Alejandro, ni siquiera me respondió la pregunta que le hice. ¿A qué se refería con que las mujeres de ésta casa no confían en él?
Rogelio: Seguro se equivocó, aunque el caso ahora es que es un completo irresponsable. Espero que le enseñe a Mateo a leer lo más pronto posible, por algo le di el dinero de adelantado.
Nicole: Tienes razón, pero no sólo es enseñarle a leer. Al trato también viene aprender a usar correctamente el inglés, no se me olvida.
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CASA DE RICARDO
CUARTO DE SERVICIO
Carmen y Lucía siguen explorando el celular de Fernando.


Lucía: ¿Y Nicole le respondió ese mensaje?
Carmen: ¿Estás preocupada por saber si los dos se encontraron? Y finges no gustarte Fernando (se ríe), en fin, son problemas tuyos… Y no, Madam no le respondió. Tú que estás más joven que yo, no sabes manejar un aparato de éstos.
Lucía: Sabes bien que siempre me crié de una manera muy anticuada, aunque ahora es distinto, no he tenido tiempo de aprender a manejar esos aparatos.
Carmen guarda silencio y explora el celular de Fernando, hasta llegar a las notas escritas por él. La empleada se sorprende.
Carmen: (leyendo en el pensamiento) Hoy le compré el billete de lotería a una de las empleadas del vecindario Street Winklent. Es bastante dinero.
Lucía (notando la sorpresa de Carmen): ¿Qué sucede?
Carmen: No es nada, mejor guardemos esto antes que…
De repente, Fernando ingresa a la habitación. Carmen sale de las aplicaciones del celular y deja el móvil en el sofá, pero volteado al revés para que tenga tiempo de apagarse.

Fernando: Decidí y me iré ya, se hace un poco tarde. Muchas gracias por la invitación (toma su celular)
Lucía: Gracias a usted por haber aceptado jugar con nosotras.
Carmen: Tendrá que aceptarnos la revancha muy pronto. Tenga una feliz noche.
Lucía: Lo voy a acompañar hasta la salida de la casa.
Fernando sonríe y sale de la habitación una vez más en compañía de Lucía. Carmen aún se encuentra sorprendida por lo que leyó del celular de Fernando.
Carmen: ¿A qué empleada se habrá referido? ¿Será que le compró el billete de lotería a…? (Se sorprende)
FLASHBACK
ASCENSOR DE UN CENTRO COMERCIAL
Carmen, Paty, Antonia y Lucía se encuentra en el mismo ascensor en el que está Nataly y Alejandro. Ella está vestida de otra manera y tiene un look muy diferente. Ahí es cuando se hizo pasar por otra persona ante Alejandro como Ximena.






Carmen: (a Alejandro) ¿Es su novia?
Alejandro (coqueto): Me gustaría… (A Nataly) ¿Puedo?
Carmen: Es muy bonita y se parece un poco a nuestra amiga Nataly.
Antonia sospechosa mira a Nataly de pies a cabeza, considerando que reconoce su altura y se sorprende al verle los zapatos que usa, pues cree haberlos visto antes.
Alejandro: Pero por suerte, la empleada no está aquí. No les veo parecimiento a ésta joven con Nataly Molina. Son como el día y noche, demasiado diferentes.
Lucía (molesta): Es verdad, ambas son diferentes. Además, éste (se refiere a Alejandro), nunca saldría con una empleada.
Nataly: (cambiando un poco la voz) ¿Por qué no? Las empleadas también son humanas.
Paty: Ay boludas, su voz se parece a la de Nataly ¿no creen? (Nataly se pone un tanto nerviosa).
FIN DEL FLASHBACK
FLASHBACK
VECINDARIO STREET WINKLENT
CASA DE FERNANDO
SALA
Todas las empleadas están reunidas en la sala de la casa, sentadas en los sofás, un tanto aburridas pretendiendo celebrar el cumpleaños de Paty.





Antonia: ¡No debemos de quedarnos aquí sin hacer nada! ¡Vamos a bailar!
Nataly: Yo por mi parte no quiero. Hoy la Madam Nicole es como si me hubiera quitado quinientos dólares (reacciona y se da cuenta que habló de más).
Carmen: ¿¡Eh!?
Paty: Tal vez te referís a cinco dólares.
Nataly: Ah, sí, cinco dólares. Es que estaba soñando alto (ríe).
FIN DEL FLASHBACK
Carmen está sorprendida por los recuerdos que acaba de tener. La empleada sigue analizando varias cosas.

Carmen: Si no estoy equivocada, ¿por qué será que Nataly ha estado tan tranquila después de tener tanto dinero? ¿Por qué lo estará ocultando? (Muy pensativa)
CONTINUARÁ…
En la sala de la casa, Alejandro está bajando las escaleras, puesto que escuchó voces y pasos abajo. En el estudio de la casa, Nataly le pregunta a Fernando qué hace ahí.
Nataly: ¿Qué estás haciendo? Me quedé muy preocupada pensando que te habías ido dejándome el estofado servido (hablando en voz baja). Sal rápido, antes de que llegue alguien y piense mal de mí (haciéndole señas de que salga).
De repente, Alejandro llega al estudio y al entrar, se sorprende al ver a Nataly y Fernando allí juntos. Fernando esconde el billete de lotería en sus manos, arrugándolo un poco.
Alejandro (se adentra al estudio): ¿Qué hace a estas horas de la noche aquí, señor Fernando? ¿Qué es lo que esconde en sus manos?
Nataly (nerviosa): Fue un atrevimiento de mi parte haberlo dejado ingresar a la casa, pero es que no había comido y por eso lo dejé entrar. Le tengo preparado un estofado allí en la cocina.
Fernando: Gracias Nataly, ya mismo iré a comer (se retira con Nataly del estudio).
Alejandro con una mirada bastante sospechosa, se acerca al escritorio y nota que el cajón está abierto. Unos minutos más tarde, en el comedor de la casa Morales, Fernando termina de comerse lo que le preparó Nataly. Alejandro va hacia él.
Alejandro: Si ya terminó de comer, ¿podría platicar conmigo un momento? Necesito hablar con usted en el jardín.
Nataly (interviniendo): Si es sobre lo que sucedió, me gustaría estar presente.
Fernando: (se levanta del comedor) Gracias Nataly por la comida. También quiero hablar con Alejandro, afuera.
Nataly: Está bien. Voy a mantenerme allí en la cocina por si necesita algo más (sonríe y se retira).
Alejandro se le adelanta a Fernando. Éste lo sigue hasta llegar afuera. Ambos se sientan en una banca, ubicada en el jardín de la casa.
Alejandro: ¿Podría devolverme lo que sacó del estudio de mi casa?
Fernando (se sorprende): Seré muy sincero contigo, Alejandro. La verdad es que no saqué nada de la casa, al contrario… Si entré al estudio, era para dejar algo que no me pertenecía del todo.
Alejandro (extrañado): ¿A qué se refiere con eso?
Fernando: En parte, tuve la culpa de que se entraran a la casa Morales a robar y que tú hayas salido herido (Alejandro se sorprende). Esos ladrones yo los conozco, ingresaron a robar por un problema que tuvieron con tu padre. Ellos conocen a la verdadera madre de Mateo, y se querían vengar porque Rogelio no reconoció a Mateo como su hijo y lo hizo pasar como su nieto, osea que la gente piensa que Mateo es tu hijo.
Alejandro: Entonces esos tipos robaron por vengarse. ¿Eso es?
Fernando: Exactamente. Yo pude haberlos detenido y no haber permitido que hubieran robado, pero no lo hice, quizás por cobardía. Entonces quería dejar éste billete de lotería (lo saca y se lo muestra a Alejandro), en compensación por el robo en la casa. Lamento que me hayas malinterpretado.
Alejandro: (ve el billete de lotería y se sorprende por la cifra) ¿No le parece demasiado sólo para disculparse por el robo?
Fernando: Puede sonarte un poco descabellado, pero tengo otros motivos más, que prefiero no comentártelos ya que son muy personales.
Alejandro: ¿Y usted se ganó la lotería?
Fernando: En realidad fue otra persona, lo que pasa es que intercambiamos. A esa persona le di el dinero en efectivo y yo me quedé con éste billete.
Alejandro (curioso): ¿Y quién es la persona tan afortunada que tiene en estos tanto dinero en sus manos?
Fernando (sonríe): Eso sucedió hace muchos días. Ya hasta lo olvidé (miente).
Alejandro toma el billete de lotería y lo voltea, sorprendiéndose aún más. En ese momento recuerda el momento en el que estaba en un supermercado y le arrebató el mismo billete a Nataly para anotar el número telefónico de su nana Rosita. Alejandro trata de disimular ante Fernando su gran sorpresa, pues se ha dado cuenta quién es la ganadora original de todo ese dinero.
Alejandro: Después de todo, usted no tuvo la culpa de lo que sucedió en la casa. ¿Aún así, piensa entregar el billete de lotería?
Fernando: No estoy muy seguro. Podría hablar con Rogelio y de ese modo, él y yo haríamos otro cambio. Yo le entrego éste billete y él me da algunas de sus esculturas y piezas de oro. En el fondo, el más beneficiado sería él.
Alejandro: Me parece una buena opción. Por el momento hagamos de cuenta que nada ha sucedido (se para de la banca).
Fernando también se levanta y le sonríe. Ambos estrechan las manos.
AL DÍA SIGUIENTE
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CASA DE RICARDO
Ya es un nuevo día en la ciudad de Miami. Ricardo empieza a despertar, abriendo los ojos. De repente, se sorprende al ver a su lado a Antonia.
Ricardo (sorprendido): ¿¡Eh!? ¡Antonia!
Antonia hace un rato estaba despierta, por lo que aparenta haber estado dormida y también abre los ojos. Luego se sienta en la cama tapándose con la sábana. Ricardo no tiene camisa y sólo está usando un pantalón.
Antonia: ¿Dormiste bien? Ayer llegaste muy ebrio a casa. Creo que te pasaste de copas y…
Ricardo (molesto): ¡No lo digas, por favor! ¿Por qué te atreviste a dormir conmigo?
Antonia: ¿Qué dices? ¡Asume la responsabilidad! (Él se sorprende)
Ricardo: ¡No mientas, Antonia! Sabes bien que mi embriaguez no llegó hasta tan lejos. Te considero como mi hermana… A pesar de que no recuerde todo muy bien, estoy seguro que no cometí un error.
Antonia (cabizbaja): Entones consideras que una relación conmigo es un error (solloza). ¿Sabes? Alguna vez en mi vida me imaginé estar a tu lado, pero veo que ese sueño es muy difícil de alcanzar. Eres una mala persona.
Antonia sale de la habitación de Ricardo muy triste. Se encierra en su cuarto y se recuesta sobre la puerta llorando. Ricardo se pasa las manos sobre el rostro algo desesperado.
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CASA MORALES
JARDÍN
Nicole y su esposo Rogelio se encuentran desayunando en el jardín de la casa. La pareja está sentada en un par de sillas, mientras desayunan. De lejos, está Fernando observándolos.
Rogelio: (gritándole a Fernando) ¡Oye! ¡Ven a tomar café con nosotros! (Sonríe)
Fernando se empieza a acercar y piensa en aprovechar el momento para hablar con Rogelio sobre lo que platicó con Alejandro la noche pasada.
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CASA RIVERO
SALA
Cecilia se encuentra viendo en la televisión “La Reina de la Codicia”. En ese momento llega Lucía con una taza de café en sus manos. La empleada se para en el medio del televisor y le extiende sus brazos a Cecilia, para entregarle el café.
Cecilia: ¿Qué haces mujer? ¡Retírate del televisor!
Lucía (se aleja un poco): Lo siento señora Cecilia, no fue mi intensión no dejarla ver.
Cecilia: Tú y tus excusas… A ver, entrégame el café (Lucía le entrega la taza de café)
Cecilia se distrae con su telenovela favorita, sorprendiéndose al ver la muerte de Carlota en “La Reina de la Codicia”. En su distracción, se derrama el café encima.
Lucía: ¡Señora! El café…
Cecilia (enojada): ¡Lo que faltaba! ¿Qué esperas para traerme un sacudidor? ¿Pretendes que sea yo quien me limpie? Inepta, estás buscando tu despedida. Cada vez eres peor. Pensé que para lo único que servías era para servirle a las personas, pero me doy cuenta que es todo lo contrario. Ni siquiera a tus hijos eres capaz de cuidar bien.
Lucía: ¡No le permito que me ofenda de esa manera! No tiene derecho.
Cecilia: ¿Y quién te crees tú para decir cuáles son tus derechos? Sólo eres una mujerzuela, pretendiendo robarle el marido a mi hermana Teresa. Pero te equivocas si crees que lo lograrás.
Lucía: Ya no me importa perder mi trabajo, señora. ¿No estará equivocada? ¡Es usted quien quiere quitarle el marido a su propia hermana! Por eso me odia desde que tiene sospechas sobre mí.
En ese momento llega Teresa, impidiendo que Cecilia abofetee a Lucía.
Teresa: ¡Ya basta! Logré escuchar toda la conversación (a Cecilia). Deja de tratar así a esa pobre mujer. Quizás en el fondo tiene toda la razón.
Cecilia (sorprendida): ¿Pero qué dices?
Teresa: También he podido darme cuenta de tus malos tratos hacia ella. Por cualquier excusa le gritas y la agredes. Te pido que dejes de ser tan injusta, hermana. Y tú empleada (a Lucía), trata de hacer mejor el trabajo para no darle oportunidad a Cecilia de que te trate mal. ¿Entendido?
Lucía afirma con la cabeza y justo antes de retirarse, Teresa le vuelve a dirigir la palabra.
Teresa: Espera un momento. Ve al mercado a comprar lo que hace falta. No te preocupes por mi hermana, ella misma puede arreglar lo que ocasiona.
Lucía: Claro que sí, señora Teresa (se retira mientras Cecilia mira desafiante a Teresa).
Cecilia: No estoy de acuerdo contigo Teresa. Has dado pie a esa estúpida sirvienta de no obedecer mis órdenes.
Cecilia niega con la cabeza y sube a la segunda planta, entra a su habitación y toma las llaves de su auto que están en un cajón de la mesita de noche. Unos segundos después, se ve como la mujer sale de la casa. Lucía la mira muy seria y en ese momento se le acerca Carmen por detrás.
Carmen: ¡Pero qué enojada se va Cecilia! ¿Le pasó algo?
Lucía: Ella y yo tuvimos una discusión. Por suerte Teresa me trató de defender, pues estuvo de acuerdo conmigo cuando le dije a Cecilia que ella estaba detrás de Alonso, el marido de su propia hermana.
Carmen (sorprendida): ¿Qué estás diciendo? (Se ríe) Que bueno que desafiaste a la vieja esa. Era lo mínimo que se merecía.
Lucía: Te dejo Carmen, tengo que ir a de compras al mercado.
Carmen: Perfecto querida. No olvides que esta noche nos reuniremos en la casa del patrón de Antonia para jugar cartas.
Lucía asiente con la cabeza y se marcha.
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CASA MORALES
COCINA
Nataly le está dando de comer a Mateo. Éste se encuentra sentado sobre una mesa que está ubicada en la cocina. Alejandro entra a la cocina.
Alejandro: (saluda a Mateo) ¡Hola Mateo! Que bien que estás comiendo, ¿podrías dejarme un momento a solas con la empleada?
Nataly le da un bocado más a Mateo y éste se baja de la mesa y al mismo tiempo, se va de la cocina.
Nataly: ¿Qué hablaron tú y Fernando ayer en la noche?
Alejandro: Nada importante, sólo me explicó todo y yo entendí. Ahora estoy muy preocupado, porque no tengo nada de dinero y no quiero pedirle a mi padre (miente). Debo trabajar más.
Nataly: Yo también soy pobre y no le pido a mi padre. El dinero que gano es gracias a mi trabajo en esta casa (sonríe).
Alejandro: ¿Entonces no tienes dinero recogido? Todo lo que tienes, ¿es por tu trabajo de empleada?
Nataly: Así es, ¿por qué lo preguntas?
Alejandro: No, por nada importante… Oye, respóndeme esta pregunta… Si me dijeras que eres rica, ¿crees que te robaría tu dinero?
Nataly: Claro que no. Tus suposiciones son muy extrañas, eh.
Alejandro (pensando: Mmm, no confías en mí. De lo contrario, me confesarías que te ganaste la lotería)
HORAS MÁS TARDE
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CASA DE FERNANDO
SALA
Fernando está platicando con Rogelio. Ambos se encuentran sentados en un par de sofás. Fernando ya le habló sobre el intercambio del billete de lotería, por esculturas y piezas de oro.
Fernando: Que bien que te haya gustado la propuesta. ¿Entonces voy a tu casa mañana? Debes tener preparado todo.
Rogelio (sonríe): Me parece bien, puedes visitar mi casa temprano, allí estaré dispuesto a entregarte las más valiosas piezas de oro que tengo y unas de las mejores esculturas. Nicole estuvo de acuerdo. Lo que es curioso, es que yo seré el más beneficiado, ¿lo habías pensado antes?
Fernando: Así es, pero no quiero quedarme con el billete de lotería. He tenido muchos problemas con él.
Rogelio: Quieres decir que ese billete de lotería es una pesadilla para ti, ¿no? (Ríe) Está bien, es un negocio muy viable para mí. Las piezas de oro y esas esculturas, eran imposibles de vender. El dinero me deja más satisfecho porque será una buena inversión para mi empresa.
CARRETERAS DE MIAMI
Cecilia está conduciendo su auto. La mujer tiene en las sillas traseras algunos paquetes de compras.
Cecilia: La única manera de relajarme, es yendo de compras. De todas maneras, todo lo compré de la tarjeta de Alonso. Nunca se ha dado cuenta del dinero que le saco (sonríe). Cuando se de cuenta del desfalco, eso lo mortificará tanto a él, como a Teresa. Merezco una recompensa por las humillaciones que me han hecho. Él por rechazarme y ella, por no estar de acuerdo en mis decisiones.
Cecilia esboza una sonrisa y sigue conduciendo su auto.
Cecilia: Tal vez más adelante encuentre la manera de que todo apunte hacia la idiota de Lucía. Ella puede ser la culpable de que la cuenta bancaria de Alonso, esté falta de dinero. Debe ser fácil para ella robar.
Cecilia no se percata de que una anciana está cruzando la carretera. La mujer intenta frenar muy asustada, pero no consigue hacerlo y termina atropellándola. Cecilia se baja de su auto y se acerca a la anciana, dándose cuenta que está viva después de tomarle su pulso. No obstante, Cecilia se da a la fuga y huye en su vehículo, dejando a la anciana la cual está sangrado en la cabeza, allí tirada. Otros autos circulan por la calle, pero ninguno se detiene para auxiliar a la inconsciente anciana.
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Carmen y Paty caminan despacio por las calles del elegante vecindario. Ambas se dirigen a pasos lentos a la casa de Fernando.
Paty: ¿Entonces sospechás que a Lucy le gusta mi patrón?
Carmen: Exactamente. La noche en que me pasé con las copas, noté lo avergonzada que se ponía cuando miraba a Fernando. Además, se sonroja cuando él le dirige la palabra. Deberíamos juntarlos a ver qué pasa.
Paty: Tenés razón boluda. Entonces por eso me decís que los juntemos cuando nos reunamos en la casa de Ricardo.
Carmen: ¡Sí, niña! Lo vamos a invitar a jugar cartas con nosotras.
Las dos empleadas llegan a la casa de Fernando. Carmen toca el timbre y él abre la puerta sonriendo.
Carmen: Buenas noches, señor Fernando. Queremos hacerle una invitación, Paty y yo… A jugar cartas con nosotras las empleadas.
Fernando: Eh, la verdad es que no sé muy bien jugar cartas.
Carmen: Ese no es el problema, nosotros le vamos a indicar cómo se hace. Piénselo unos minutos. Vamos a estar en el cuarto de servicio de la casa de Ricardo, ¿lo conoce a él verdad?
Fernando: Por supuesto, aunque no les garantizo que iré, estoy un poco cansado, ya me entenderán, ¿no es cierto?
Paty: ¡Claro que sí, patrón! Vos verás si nos visitás. Allí estaremos por si algo. Vámonos Carmen (Paty y Carme se retiran).
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CASA MORALES
JARDÍN
Ricardo está acariciando al perro de la casa Morales. El muchacho se ve un poco desanimado. En ese momento sale Nataly de la casa y entra al jardín, con un plato de comida, la cual deja en el pasto, esperando a que el perro vaya a comer. Nataly ve a Ricardo y se acerca a él, sentándose en la hierba puesto que él también está sentado ahí.
Nataly: ¿Qué estás haciendo aquí?
Ricardo: Sólo contemplaba al perro y me estaba analizando. ¿Te parece que soy una mala persona?
Alejandro también sale de la casa. Al ver en el jardín a Nataly y Ricardo, se comienza a acercar a ellos sigilosamente.
Nataly: Por supuesto que no, eres alguien muy noble y amable. Te me declaraste sin importar que soy sólo una empleada (Alejandro se sorprende).
Ricardo: Pero tú sólo me ves como un amigo… (Desanimado)
Alejandro muy sorprendido se regresa a la casa Morales y entra, subiendo las escaleras. Rogelio que se encuentra en la primera planta, lo ve.
Rogelio: ¡Alejandro! ¿Cuándo vas a empezar a enseñarle a leer Mateo? Te di el dinero de adelantado, ¿qué esperas?
Alejandro: Lamento no haber empezado desde hoy, pero había estado ocupado.
Nicole llega y se acerca a su esposo. La mujer usa una piyama bastante corta.
Rogelio: ¿Ocupado? Ni siquiera te tomas la delicadeza de ir a la empresa en tus ratos libres. Quiero que de inmediato Mateo sepa leer, está bajo tu responsabilidad.
Nicole: ¿Le diste el dinero de adelantado?
Alejandro (molesto): ¿Por qué será que las mujeres de ésta casa no confían en mí?
Nicole (extrañada): ¿Las mujeres de ésta casa?
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CARA DE RICARDO
CUARTO DE SERVICIO
Carmen, Paty, Antonia y Lucía están reunidas en el cuarto de servicio de la casa de Ricardo.
Lucía: Se ve que hoy no fue el mejor día para Antonia. La noto muy triste.
Antonia: No es nada, sólo es sueño (organizando el juego de cartas en una mesa)
Carmen: Paty y yo invitamos a Fernando a jugar cartas con nosotras.
Lucía: ¿Qué? ¿Cómo que lo invitaron?
Paty: Pero no te preocupés Lucy, no creo que venga, dijo que estaba ocupado.
De repente, Fernando entra al cuarto. Las cuatro empleadas se quedan sorprendidas.
Fernando: Permiso… Vi la puerta entrecerrada, entonces entré, pues acepto la invitación a jugar cartas con ustedes.
Carmen: ¡Que bueno! (Sonríe) Pero pase, bienvenido… Siéntese allá.
Carmen le señala a Fernando un puesto al lado del sofá donde Lucía está sentad. El televisor se encuentra encendido y está en el programa de la lotería. El periodista empieza a hablar de los resultados.
Periodista: (en el televisor) Buenas noches a todos. El premio mayor para ésta noche es de un millón de dólares. Y el número ganador es… (Dice el número ganador de la lotería)
Carmen (molesta): ¿Por qué no podemos ganar? Siempre compramos los billetes de lotería con nuestros ahorros, y aún no ganamos casi nada… La gente rica es quien triunfa.
Fernando (pensando: ¿Será que Nataly no les ha mencionado nada de todo su dinero?)
Paty: Antonia, ¿ya organizaste las cartas? ¡Che, sos muy lenta!
Antonia: ¡Sí, ya terminé Patricia! Podemos empezar… (Todas notan la incomodidad de Lucía)
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CASA MORALES
JARDÍN
Nataly y Ricardo se encuentran platicando. Los dos se dirigen despacio a la entrada de la casa.
Nataly: Por supuesto que sí. Cuando una mujer está enamorada, merece ser bien correspondida. Lo mismo pasa con los hombres, pero…
Ricardo: Sí, te entiendo… En este caso yo merezco que tú me correspondas, pero si estás enamorada de otra persona, no tengo ninguna esperanza.
Nataly (sonríe): Ten por seguro que te resultará alguna pretendiente que se fije en ti, eres un muchacho muy atractivo y con muchas cualidades.
Ricardo: Oye, respóndeme una pregunta… Si tuvieras a un amigo al que le tienes demasiado cariño, y que prácticamente lo consideras como tu hermano, ¿qué tal si tu amigo te confiesa sus sentimientos hacia ti? ¿Le corresponderías? ¿O lo rechazarías sólo por el hecho de que el cariño que le tienes es sólo un amor de hermanos?
Nataly: Tal vez podría darme una oportunidad con él a ver si funciona. El caso es que si yo estoy enamorada es de otra persona, será mucho más difícil hacer el intento de querer a mi supuesto amigo. ¿Por qué lo preguntas? ¿Te está pasando ahora? (Extrañada)
Ricardo: No, es sólo que me surgió esa pregunta. Gracias por responder.
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CASA RIVERO
HABITACIÓN DE CECILIA
Cecilia está usando una bata blanca, acaba de darse un baño. Toma asiento en su cama y a su mente viene el recuerdo del momento en que atropelló a esa anciana.
Cecilia: ¿Por qué no puedo sacarme ese momento de mi cabeza? Es como si la conciencia me estuviera acusando. Me pregunto si esa anciana estará en este momento viva, ¿qué habrá sido de ella?
En ese momento se intercala la escena de una habitación en un hospital. Allí, se encuentra la misma anciana que Cecilia arrolló en su auto. Al lado de ella, hay una joven de unos quince años y también un niño de sólo nueve años. Los dos lloran por la partida de su abuela.
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CASA DE RICARDO
CUARTO DE SERVICIO
Carmen, Paty, Antonia, Lucía y Fernando terminan de jugar la partida de cartas. La primera le aplaude a Fernando muy sonriente.
Carmen: ¡Vaya! Pero si usted es muy bueno jugando cartas. ¿No que no sabía?
Fernando (sonriendo): Creí que lo había olvidado, pero pude acordarme de algunos movimientos.
Carmen: Usted y Lucía son los mejores en éste juego. Son la pareja perfecta (Lucía se avergüenza). ¡Pero mira como te pusiste de sonrojada, Lucy! (Se ríe)
Paty: Ay boludas, me da que…
Lucía: (le interrumpe) Que bien señor Fernando que nos ganó en la partida de cartas.
Fernando: Gracias (se levanta del sofá). Iré un momento al baño, ¿dónde queda?
Antonia: Al fondo a la derecha.
Fernando asiente con la cabeza y sale de la habitación.
Paty: Iré a preparar algo en la cocina, ¿no querés venir conmigo Antonia?
Antonia: Por supuesto que sí Paty, vamos (las dos también se retiran)
Lucía (molesta): ¡Qué imprudente eres en decir esas cosas delante Fernando!
Carmen: Sólo digo la verdad mi apreciada Lucía. ¡Mira! (Señala el celular de Fernando) Tal parece que dejó su celular aquí (lo coge). Veamos si ha llamado al gallinazo de Nicole.
Lucía se acerca a Carmen a mirar muy curiosa el celular de Fernando, sin embargo no entiende muy bien.
Carmen: Aquí hay un mensaje de texto que envió ayer… (Leyendo el mensaje) “¿Está sola en casa, Madam?” ¡Oh! ¿Por qué le interesará si está sola? Quién sabe cuáles serán sus intensiones con esa Nicole. Tal parece que le gusta la carne de gallinazo, qué mal gusto.
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CASA MORALES
SALA
Nicole y Rogelio se encuentran tomando café, ambos sentados en un mismo sofá de la sala.
Nicole: Qué grosero se ha vuelto Alejandro, ni siquiera me respondió la pregunta que le hice. ¿A qué se refería con que las mujeres de ésta casa no confían en él?
Rogelio: Seguro se equivocó, aunque el caso ahora es que es un completo irresponsable. Espero que le enseñe a Mateo a leer lo más pronto posible, por algo le di el dinero de adelantado.
Nicole: Tienes razón, pero no sólo es enseñarle a leer. Al trato también viene aprender a usar correctamente el inglés, no se me olvida.
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CASA DE RICARDO
CUARTO DE SERVICIO
Carmen y Lucía siguen explorando el celular de Fernando.
Lucía: ¿Y Nicole le respondió ese mensaje?
Carmen: ¿Estás preocupada por saber si los dos se encontraron? Y finges no gustarte Fernando (se ríe), en fin, son problemas tuyos… Y no, Madam no le respondió. Tú que estás más joven que yo, no sabes manejar un aparato de éstos.
Lucía: Sabes bien que siempre me crié de una manera muy anticuada, aunque ahora es distinto, no he tenido tiempo de aprender a manejar esos aparatos.
Carmen guarda silencio y explora el celular de Fernando, hasta llegar a las notas escritas por él. La empleada se sorprende.
Carmen: (leyendo en el pensamiento) Hoy le compré el billete de lotería a una de las empleadas del vecindario Street Winklent. Es bastante dinero.
Lucía (notando la sorpresa de Carmen): ¿Qué sucede?
Carmen: No es nada, mejor guardemos esto antes que…
De repente, Fernando ingresa a la habitación. Carmen sale de las aplicaciones del celular y deja el móvil en el sofá, pero volteado al revés para que tenga tiempo de apagarse.
Fernando: Decidí y me iré ya, se hace un poco tarde. Muchas gracias por la invitación (toma su celular)
Lucía: Gracias a usted por haber aceptado jugar con nosotras.
Carmen: Tendrá que aceptarnos la revancha muy pronto. Tenga una feliz noche.
Lucía: Lo voy a acompañar hasta la salida de la casa.
Fernando sonríe y sale de la habitación una vez más en compañía de Lucía. Carmen aún se encuentra sorprendida por lo que leyó del celular de Fernando.
Carmen: ¿A qué empleada se habrá referido? ¿Será que le compró el billete de lotería a…? (Se sorprende)
FLASHBACK
ASCENSOR DE UN CENTRO COMERCIAL
Carmen, Paty, Antonia y Lucía se encuentra en el mismo ascensor en el que está Nataly y Alejandro. Ella está vestida de otra manera y tiene un look muy diferente. Ahí es cuando se hizo pasar por otra persona ante Alejandro como Ximena.
Carmen: (a Alejandro) ¿Es su novia?
Alejandro (coqueto): Me gustaría… (A Nataly) ¿Puedo?
Carmen: Es muy bonita y se parece un poco a nuestra amiga Nataly.
Antonia sospechosa mira a Nataly de pies a cabeza, considerando que reconoce su altura y se sorprende al verle los zapatos que usa, pues cree haberlos visto antes.
Alejandro: Pero por suerte, la empleada no está aquí. No les veo parecimiento a ésta joven con Nataly Molina. Son como el día y noche, demasiado diferentes.
Lucía (molesta): Es verdad, ambas son diferentes. Además, éste (se refiere a Alejandro), nunca saldría con una empleada.
Nataly: (cambiando un poco la voz) ¿Por qué no? Las empleadas también son humanas.
Paty: Ay boludas, su voz se parece a la de Nataly ¿no creen? (Nataly se pone un tanto nerviosa).
FIN DEL FLASHBACK
FLASHBACK
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CASA DE FERNANDO
SALA
Todas las empleadas están reunidas en la sala de la casa, sentadas en los sofás, un tanto aburridas pretendiendo celebrar el cumpleaños de Paty.
Antonia: ¡No debemos de quedarnos aquí sin hacer nada! ¡Vamos a bailar!
Nataly: Yo por mi parte no quiero. Hoy la Madam Nicole es como si me hubiera quitado quinientos dólares (reacciona y se da cuenta que habló de más).
Carmen: ¿¡Eh!?
Paty: Tal vez te referís a cinco dólares.
Nataly: Ah, sí, cinco dólares. Es que estaba soñando alto (ríe).
FIN DEL FLASHBACK
Carmen está sorprendida por los recuerdos que acaba de tener. La empleada sigue analizando varias cosas.
Carmen: Si no estoy equivocada, ¿por qué será que Nataly ha estado tan tranquila después de tener tanto dinero? ¿Por qué lo estará ocultando? (Muy pensativa)
CONTINUARÁ…
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